El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue elegido con la promesa de reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero a más tardar en 2050. Ahora bien, si el sistema energético ha de contribuir con este objetivo de toda la economía, se necesitará una descarbonización mucho más rápida y profunda.
Las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía ya han caído más de un 14% desde su pico en 2007, sin embargo, casi toda esta reducción es atribuible a la sustitución del carbón por gas en el sistema de generación eléctrica.
Biden prometió una revisión radical del sistema energético estadounidense lo cual pone el cambio climático en el centro de su política energética.
Una de las más importantes promesas es “descarbonizar” el sector eléctrico de EE. UU. para 2035. La generación de energía representó en 2019 aproximadamente un tercio de las emisiones relacionadas con la energía de Estados Unidos. Este sector ofrece la mejor oportunidad para recortes rápidos y profundos.
En 2019, el consumo de energía de EE. UU. fue responsable de la liberación de 5,15 mil millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, según la Administración de Información de Energía (EIA).
Las principales fuentes de emisiones fueron la combustión de petróleo (2,37 mil millones de toneladas), gas (1,69 mil millones de toneladas) y carbón (1,08 mil millones de toneladas).
Algunas cifras relevantes
Las emisiones anuales totales ya han disminuido en casi 860 millones de toneladas en comparación con 2007, según la EIA en su Revisión energética mensual del 23 de diciembre de 2020.
Las emisiones anuales del carbón habían caído casi 1.100 millones de toneladas, pero esto fue parcialmente compensado por un aumento de las emisiones de otras fuentes de casi 240 millones de toneladas.
Las emisiones relacionadas con el gas, en particular, aumentaron en casi 450 mil millones de toneladas por año, como resultado del enorme aumento en la generación de energía a gas.
En efecto, el sistema energético ha cambiado las altas emisiones de dióxido de carbono de la combustión de carbón por emisiones más bajas, pero aún significativas de las unidades generadoras de gas.
Como resultado, el carbón ahora representa solo el 21% de todas las emisiones relacionadas con la energía en comparación con el 33% del gas y el 46% del petróleo.
Todavía hay margen para reducir las emisiones relacionadas con el carbón en más de mil millones de toneladas por año eliminando gradualmente las unidades eléctricas de carbón restantes o adaptándolas con tecnología de captura de carbono.
Los desafíos para lograr “cero neto” en 2050
La tecnología para reemplazar la generación de energía a carbón por energía eólica, solar y nuclear de cero emisiones está completamente madura, por lo que, en principio, estas reducciones se pueden lograr, siempre que se resuelvan los desafíos relacionados con la confiabilidad y seguridad eléctrica.
Pero eso aún dejaría más de 4 mil millones de toneladas por año de otras emisiones que deben eliminarse o capturarse para cumplir con el objetivo cero neto, de acuerdo con el plan Biden para una revolución de energía limpia y justicia ambiental, publicado en 2020.
En la última década, las emisiones totales relacionadas con la energía de todas las fuentes disminuyeron a una tasa promedio de poco menos de 25 millones de toneladas o 0,5% por año.
Para que el objetivo neto cero se logre a tiempo, las emisiones relacionadas con la energía deberían disminuir en un promedio de más de 165 millones de toneladas por año durante los próximos 30 años, seis veces más rápido que la tasa promedio de la última década.
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