El gobierno entrante de México alentará a la petrolera estatal Pemex a buscar asociaciones de capital con empresas petroleras privadas, un modelo que no goza del favor del actual presidente, en un intento por aumentar las reservas en medio de una enorme deuda, según cuatro fuentes familiarizadas con el asunto.
Estas asociaciones serían similares a las anteriores empresas conjuntas de Pemex con productores privados de petróleo, también conocidas como farm-outs, que México persiguió a través de una reforma energética promulgada hace una década.
Esa reforma permitió al regulador petrolero aprobar que empresas petroleras privadas y extranjeras se asociaran con Pemex en exploración y producción, una práctica común en la industria petrolera internacional.
Cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador asumió el poder, se centró en restaurar el dominio de Pemex en el mercado energético local, iniciando investigaciones sobre los acuerdos de asociación firmados por el gobierno anterior y desalentando nuevos acuerdos de este tipo.
El sector petrolero de México es un posible punto de fricción entre la presidenta entrante, Claudia Sheinbaum, que asumirá el cargo el 1 de octubre, y su mentor y actual presidente, López Obrador.
Se espera que Sheinbaum, una científica que trabajó en temas climáticos, impulse más energías renovables, pero no ha quedado claro qué planea hacer con Pemex, que enfrenta una producción estancada, reservas menguantes y una deuda masiva.
México produce actualmente alrededor de 1,5 millones de barriles diarios de petróleo, frente a un máximo de 3,4 millones de barriles diarios hace unos 20 años. La falta de inversión ha asolado la industria durante años, lo que motivó las reformas de Peña Nieto que invitaron a los actores extranjeros a entrar en la industria loca.
México, undécimo mayor productor de petróleo, vio caer sus reservas probadas de petróleo el año pasado a 5.980 millones de barriles, frente a los 6.120 millones del año anterior, mientras que la producción de crudo ha descendido a casi 1,5 millones de barriles diarios, desde un máximo de 3,4 millones de barriles diarios hace dos décadas.
Para ayudar a que Pemex sea más ágil en la búsqueda de socios, tres fuentes dijeron que el nuevo gobierno planea dar al consejo de administración de Pemex poderes de decisión sobre los socios potenciales, eliminando al regulador petrolero CNH del proceso.
Los acuerdos farm-out permiten a los socios compartir los riesgos y beneficios de los proyectos petroleros. El principal ejemplo actual de Pemex es el yacimiento de Trión, que, según dos de las fuentes, el Gobierno está estudiando como posible modelo.
Trion, un yacimiento ultraprofundo en el Golfo de México, es una asociación entre la australiana Woodside Energy (WDS.AX), con una participación operativa del 60%, y Pemex, que posee el 40%. Se espera que el proyecto empiece a producir en 2028.
Pemex tiene una deuda de casi 100.000 millones de dólares, debe a sus proveedores otros 20.000 millones y dispone de unos 3.600 millones en efectivo, lo que le deja poco margen para invertir.
Las fuentes no dijeron si se había hablado de asociaciones con empresas concretas o en yacimientos específicos.
«La idea es ampliar la exploración a más áreas», dijo una de las fuentes bajo condición de anonimato, ya que no están autorizadas a hablar públicamente.
La actual administración ha favorecido los contratos en los que Pemex paga a las empresas por sus servicios, pero no les da participaciones en los proyectos.
Un mayor papel del consejo de administración de Pemex sobre las asociaciones coincidiría con una posible eliminación del regulador petrolero, si se aprueba una reforma constitucional promovida por López Obrador y apoyada por Sheinbaum.