Las existencias de gas natural son alarmantemente bajas en todo el mundo, y los precios en la mayoría de las regiones nunca han sido tan altos luego de subir esta semana a nuevos récords en Europa y Asia.
La escasez de suministros de Rusia y la fuerte demanda de China y América Latina han hecho que las economías europeas, como España, los Países Bajos y el Reino Unido, sean especialmente vulnerables. En los últimos años, estos países han reducido el número de centrales de carbón y se han vuelto más dependientes del gas.
Incluso en Estados Unidos, el mayor productor mundial de gas natural, la guerra de ofertas ha hecho subir los precios a su nivel más alto en más de una década, preparando el terreno para una costosa temporada de calefacción de invierno y facturas de electricidad más altas.
Los transportistas están desviando los tanqueros al mejor postor, un hecho poco habitual que aumenta la incertidumbre en el mercado.
Los fabricantes están ralentizando la producción debido a los precios de la energía, poniendo en riesgo la recuperación post-pandémica. China y Europa están encendiendo plantas alimentadas con carbón y petróleo, retrasando el avance hacia fuentes de energía que emitan menos carbono.
La estabilidad del mercado
Los incentivos para los productores han cambiado, ya que sus inversores favorecen a las empresas que persiguen la estabilidad en lugar de perseguir movimientos de precios a corto plazo.
Incluso si lo hicieran, las plantas de GNL y los buques cisterna que exportan GNL desde Estados Unidos ya están cerca de su capacidad, y construir más es una propuesta a largo plazo.
En cuanto a Rusia, el otro gran productor, su presidente Vladimir Putin, dijo que Moscú estaba dispuesto a trabajar en la estabilización del mercado mundial de la energía, señalando que podría ayudar a frenar la creciente crisis en Europa.
Putin dijo que Moscú era un proveedor fiable que siempre cumple con todas sus obligaciones. Aun así, algunos funcionarios, comerciantes y analistas han dicho que el gigante energético estatal ruso Gazprom PJSC ha tardado en aumentar los flujos de gas.
La reciente escasez está complicando el modo en que los países gestionan el cambio a fuentes de electricidad menos intensivas en carbono, como la energía eólica y la solar.
La abundancia de gas dio a los gobiernos y a las empresas la confianza necesaria para seguir desarrollando las energías renovables, porque en caso de apuro, los sistemas eléctricos siempre podían recurrir al gas barato, que emite aproximadamente la mitad de carbono que el carbón.
Un mercado que se transformó
Son varios los elementos que han ido contribuyendo a la transformación del mercado del gas natural.
Durante más de una década, la industria del fracking de los Apalaches y Texas utilizaron nuevas tecnologías para bombear enormes cantidades de gas natural, lo que hizo bajar el precio. Se creó un mercado mundial para el gas exportado desde las terminales de las costas del Este y del Golfo.
Ahora bien, la disciplina en el gasto y un desarrollo sostenible se convirtió en una norma en las empresas de shale en Estados Unidos, lo cual ha llevado a una era diferente a este sector.
También, principalmente en Europa, los gobiernos se inclinaron por la producción de energía con este combustible menos costoso, y las centrales eléctricas de carbón y petróleo de algunos países permanecieron inactivas durante largos periodos o fueron paralizadas.
En los últimos meses, muchas de esas centrales han vuelto a funcionar, lo que ha contribuido a elevar los precios del petróleo y el carbón.
El aumento de los precios de la energía amenaza con disparar la inflación, paralizar la actividad industrial y frenar la reactivación de la economía mundial tras los paros de Covid-19.
Otro factor disruptor ha sido la economía china. Los expertos de Goldman Sachs creen que la economía china no se expandió en el tercer trimestre en comparación con el segundo. Una de las razones: Las industrias que hacen un uso intensivo de la energía, como las fábricas y las fundiciones, han recortado su producción, impulsadas por las órdenes de limitar la demanda de energía, así como por la escasez de combustible y electricidad.
China ha estado consumiendo más gas natural importado a medida que las autoridades presionan a los fabricantes para que opten por combustibles más limpios, y las políticas cambiantes del país han contribuido a crear una escasez de carbón. La Agencia Internacional de la Energía prevé que el país represente el 30% del aumento de la demanda mundial de gas de aquí a 2024.
En Europa, los precios récord del gas natural, el carbón y los derechos de emisión de carbono que deben poseer los grandes emisores se han alimentado mutuamente y han llevado los precios de la electricidad a máximos históricos.
En Norteamérica, el combustible es más caro de lo que ha sido desde que la industria del fracking rehízo el mercado del gas natural.
Si los precios del gas natural en EE.UU. siguen subiendo a unos US$ 10 por millón de unidades térmicas británicas, frente a los casi US$ 6 actuales, algunos fabricantes no podrán obtener beneficios y podrían tener que cerrar algunas operaciones, dijo Paul Cicio, presidente del grupo comercial de fabricación Industrial Energy Consumers of America, que aboga por limitar las exportaciones de GNL de EE.UU. para permitir que se recuperen los inventarios.
La demanda mundial de GNL aumentó un 5,3% en los primeros nueve meses de 2021 con respecto al período anterior, según la empresa de inteligencia de mercado Kpler, a medida que las economías se descongelaron tras los cierres por pandemia.
La oferta ha respondido con lentitud, en parte por el clima extremo e inusual. Los pozos de gas se congelaron en Texas en febrero, y los huracanes interrumpieron la producción de gas en el Golfo de México a finales de este verano. La velocidad del viento ha sido más lenta de lo normal en Europa, lo que ha dificultado la generación de energía a partir de las energías renovables.
El invierno de 2020-21 en Europa se prolongó, reduciendo el tiempo que normalmente se utiliza para reconstruir las reservas de gas. De media, en los últimos cinco años, las existencias en Europa han sido un 18% mayor a principios de octubre que este año, según Natasha Fielding, analista de Argus Media.
Las sequías en Brasil, el sur de China y EE.UU. agostaron las presas hidroeléctricas. Mientras la producción hidroeléctrica de Brasil ha caído, el país se unió a la competencia por el suministro de gas, importando el mes pasado la mayor cantidad de GNL desde al menos 2013, según los datos de Kpler.
Interrupción de los contratos
La evolución a largo plazo del funcionamiento del mercado del gas ha desplazado más cargamentos a los mejores postores del mundo.
Históricamente, los contratos a largo plazo dominaban el mercado del GNL, ya que los promotores de las terminales de exportación vendían un gran porcentaje de su capacidad a los compradores antes de construir las instalaciones. La capacidad que no se vendía dejaba espacio para los cargamentos al contado, que están fácilmente disponibles y no están vinculados a contratos a largo plazo.
Hoy en día, con más instalaciones de exportación en funcionamiento, sobre todo en Estados Unidos, la proliferación de cargas al contado ha creado un mercado más sensible a las oscilaciones de precios.
La alteración ha dejado al mundo en una guerra de ofertas de alto nivel. Los compradores asiáticos de Corea del Sur y Japón, más acostumbrados a pagar precios altos por la energía, mantuvieron las ofertas elevadas durante el verano. Esto atrajo a los buques hacia Ásia, privando a Europa de GNL durante el periodo en que suele acumular reservas para el invierno.
Últimamente, Europa ha ganado ventaja. Un punto de referencia clave para la fijación de precios del gas natural en Europa ha cotizado a niveles comparables al marcador que sigue los precios del GNL en Asia, lo que probablemente ha contribuido a atraer más gas a Europa, según los analistas.
Las importaciones europeas de GNL aumentaron un 35% en septiembre con respecto a agosto.
En algunos casos, los cargamentos se han desviado porque los comerciantes venden el producto a postores más altos y compensan al comprador original, o los cargadores cancelan los contratos en favor de mayores beneficios, según los rastreadores de buques y los consultores del sector.
Los comerciantes y las empresas energéticas que controlan las grandes flotas de GNL, como Shell, probablemente se beneficien del arbitraje, afirman los agentes marítimos, los comerciantes y los propietarios de buques. Sin embargo, alrededor del 70% de los contratos de GNL de Shell son a largo plazo, lo que significa que la capacidad de beneficiarse de los picos de precios está limitada.
Las instalaciones de exportación de GNL de Estados Unidos también están cerca de su capacidad. La construcción de nuevas capacidades lleva años, y los proyectos aprobados hace unos años no podrán ponerse en marcha lo suficientemente pronto como para introducir más gas en Europa antes del invierno.
En los últimos años, la disponibilidad de cargamentos al contado redujo el apoyo a la inversión en nuevos proyectos de exportación en EE.UU. y en otros lugares, según ejecutivos del sector, analistas e inversores.
Límites al crecimiento de la oferta
Los productores de gas natural se han comprometido a mantener el gasto en yacimientos petrolíferos y la producción más o menos plana en un esfuerzo por enviar más dinero a los accionistas, lo que significa que es poco probable que se produzcan grandes aumentos de la oferta a corto plazo.
A esto se agrega la disciplina en el gasto, que ha transformado las perspectivas de inversión de las empresas perforadoras del esquisto norteamericano.
Las empresas de esquisto necesitan nuevos gasoductos y plantas de GNL para satisfacer la demanda global, pero los impases regulatorios han pesado en los costos para construir la infraestructura y han dejado partes del país con menos opciones de suministro.
Para el fracking, el costo de perforar un pozo y ponerlo en producción ha subido alrededor de un 2,5% en cada uno de los tres primeros trimestres de este año, y se espera otro aumento del 3% antes de los tres últimos meses de 2021, según la consultora Spears & Associates.
Tampoco hay suficientes trabajadores calificados para cubrir todas las vacantes en el sector petrolero, y los salarios han subido mucho, según los ejecutivos de servicios petroleros encuestados por el Banco de la Reserva Federal de Dallas.
Algunas empresas de esquisto utilizaron contratos de cobertura y otros derivados para fijar los precios de parte de su producción futura cuando el mercado cotizaba a unos US$ 3 por millón de BTU. Eso les permitió asegurarse contra la posibilidad de una caída de los precios, pero limita la capacidad de beneficiarse de la actual subida de precios, lo que supone otro desincentivo para aumentar la oferta.
En Europa, los gobiernos han estado utilizando el gas natural como un trampolín para abandonar el carbón y el petróleo y acercarse a las fuentes de energía renovables. Pero la escasez de oferta del gas natural hace que las centrales eléctricas de carbón funcionen casi a plena capacidad, según Glenn Rickson, jefe de análisis energético europeo de S&P Global Platts, aunque algunas se han visto limitadas por la escasez de carbón.
Por último, los gobiernos de todo el mundo comenzaron a desconectar sus economías del carbón y unirlas al gas con el fin de reducir las emisiones de carbono y la contaminación urbana, pero no invirtieron lo suficiente en la producción de gas o la infraestructura de GNL.
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