A medida que las infraestructuras de energía se vuelven cada vez más digitales y conectadas, los riesgos asociados con ataques cibernéticos aumentan exponencialmente. La protección de estas infraestructuras críticas es fundamental para garantizar la estabilidad y seguridad.
El mundo está aumentando rápidamente su capacidad de energía renovable en consonancia con los ambiciosos compromisos climáticos. Aunque esto es estupendo para el planeta, la transición acelerada a la energía verde conlleva nuevos retos.
Muchos expertos sectoriales se preocupan ahora por lo que el aumento del uso de electricidad procedente de fuentes renovables podría significar para la ciberseguridad en los próximos años.
En Estados Unidos, el Gobierno está cada vez más preocupado por las posibles vulnerabilidades de la red energética del país, que podrían abrir la puerta a ciberataques. El FBI advirtió recientemente al sector privado y a los propietarios de energías renovables sobre la posibilidad de que se produzcan hackeos.
Mientras que las grandes compañías energéticas están bien preparadas para los ciberataques, las empresas más pequeñas, las nuevas empresas y los particulares con carteras de renovables pueden no estar preparados para este tipo de ataques, y los piratas informáticos son muy conscientes de ello.
Estados Unidos está ampliando rápidamente su capacidad de energía renovable como medio para descarbonizar la economía, con el apoyo de políticas climáticas de gran alcance. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de 2022 proporcionó una amplia gama de incentivos financieros para la adopción de energías renovables.
Esto ha animado a muchas más pequeñas empresas y particulares a invertir en sistemas de energía limpia. El abandono de los combustibles fósiles en favor de las fuentes renovables se tradujo en un aumento de la contribución de las fuentes de energía renovables al consumo eléctrico de Estados Unidos, que alcanzó el 21% el año pasado.
Aunque el FBI no emitió la advertencia en respuesta a un ataque reciente, está preocupado por la creciente vulnerabilidad de los sistemas energéticos. Señaló que en 2019, un operador privado de sistemas de energía renovable «perdió visibilidad» de alrededor de 500 MW de sitios eólicos y solares en California, Utah y Wyoming. Aunque los ataques a sistemas solares residenciales y microrredes han sido poco frecuentes en el pasado, el crecimiento del sector podría dar paso a un aumento del número de ataques.
También se temen riesgos de ciberseguridad para el gobierno, ya que la administración Biden planea la transición a la energía verde de varios edificios federales y sistemas de transporte. En virtud de la Clean Energy for New Federal Buildings and Major Renovations of Federal Buildings Rule, los organismos federales están obligados a reducir en un 90% el uso de combustibles fósiles in situ, en comparación con los niveles de 2003, en los proyectos de construcción y renovación que se inicien entre 2025 y 2029, y a poner fin por completo al uso de combustibles fósiles in situ en los nuevos proyectos a partir de 2030.
El Consejo de Gobierno Metropolitano de Washington prevé instalar hasta 250.000 tejados solares para finales de la década, mientras que Virginia aspira a generar 5.500 MW de energía eólica y solar para 2030.
Varios departamentos estatales dependen en gran medida de estas fuentes de energía, lo que podría ponerlos en peligro de ataque a medida que estos estados realicen la transición hacia la ecología. Esto preocupa especialmente al Departamento de Defensa de Estados Unidos, que es el mayor consumidor de energía del gobierno y depende en gran medida de las redes eléctricas locales.
Uno de los mayores problemas es que, debido a la velocidad de desarrollo y a la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, muchos proyectos de energías renovables en Estados Unidos se están desarrollando sin aplicar los protocolos y normativas convencionales de las empresas de servicios públicos.
Se trata de un reto difícil de abordar, ya que la necesidad de una transición ecológica acelerada está ampliamente consensuada a nivel internacional, por organizaciones como la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Sin embargo, la velocidad de despliegue de los proyectos de energías renovables podría suponer una amenaza mayor para los sistemas energéticos.
Es comprensible que la mayoría de las empresas estadounidenses no quieran quedarse rezagadas en lo que respecta a la adopción de energías renovables, sobre todo a medida que aumenta la presión para descarbonizarse y se ponen en marcha varios incentivos financieros para invertir en sistemas de energía verde. Sin embargo, también deben ser conscientes de la amenaza potencial para la seguridad que esto podría suponer.
La Oficina de Eficiencia Energética y Energías Renovables de EE.UU. ha hecho hincapié en la importancia de que los propietarios y operadores de energía solar sean más cibernéticos y seguros, con capacidad para prevenir, identificar, detectar, responder y recuperarse de los ciberataques.
También declaró la importancia de que los operadores de sistemas solares conozcan las normas de ciberseguridad y las mejores prácticas para la gestión de riesgos.
La Oficina de Tecnología de Energía Solar (SETO) del Departamento de Energía está llevando a cabo proyectos de investigación y desarrollo sobre ciberseguridad para establecer formas seguras de operar proyectos de energía solar y otras energías renovables.
Sin embargo, el gobierno estadounidense debe establecer normas estrictas de ciberseguridad e informar a los propietarios y operadores sobre los riesgos y las medidas de prevención actualizadas para mitigar el riesgo de un ciberataque.
