Pese a los vaivenes que presenta actualmente el precio del cobre, las proyecciones a largo plazo para el metal son sólidas. Así lo demuestra el último informe presentado por la consultora global Boston Consulting Group (BCG).
El documento revela el gran impulso que tendrá el commodity en los próximos años gracias al desarrollo a nivel mundial de las energías renovables. En 2015, la demanda de cobre destinada a este tipo de tecnologías era del orden de 500 mil toneladas; al 2040 se manejan tres escenarios posibles de alza.
El primero de ellos está basado en las políticas actuales a nivel global, lo que provocaría que la demanda de cobre aumente a 800 mil toneladas en dicho plazo.
El segundo escenario supone un empuje mayor al actual combate a las emisiones, resultando en una demanda de 1 millón 400 mil toneladas métricas de cobre. En el caso más optimista, en que se consideren las recomendaciones de la Agencia Internacional de Energía para lograr el objetivo de que el aumento de la temperatura global esté por debajo de dos grados, la demanda por cobre por energías renovables aumentaría a 1 millón 800 mil toneladas.
Las proyecciones de BCG se sostienen en que la electrificación de las ciudades es, por el momento, la mayor alternativa para lograr la neutralidad en carbono. “Esto supone un aumento de la demanda de cobre, pero las mineras también se verán obligadas a producirlo con menor impacto, por lo que tendrán que adaptar sus procesos para aumentar su productividad, por una parte, mientras que por otra, reducen sus emisiones de CO{-2}”, explica Gustavo Nieponce, managing director y senior partner de BCG.
Riesgos para la industria
La industria minera también enfrenta desafíos en materia de cambio climático. Gran parte de las faenas mineras se encuentran ubicadas en zonas de mayor vulnerabilidad, por lo que el informe de BCG advierte que las compañías deben implementar planes de contingencia ante eventos como los registrados el verano de 2019 en el norte de Chile, que afectó las operaciones de Codelco y minera El Abra, entre otras.
El reporte también releva la importancia de que la industria avance en estrategias de reducción de emisiones, tanto de manera directa en sus propias operaciones, como en las de sus proveedores externos que suministran, por ejemplo, electricidad. Desde BCG explican que cinco son las variables principales para cumplir con este objetivo: cambio de combustible, energía renovable, hidrógeno verde, captura de metano y captura de carbono.
“Aunque la mayoría de las compañías tienen programas destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo, al usar combustibles menos contaminantes como el gas natural, deben ir más allá y adoptar medidas que innoven sus procesos, para hacerlos más eficientes en la respuesta al cambio climático”, indica Nieponce.
Noticia de: Revista Nueva Minería
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