Algunos compradores de vehículos eléctricos están basando su decisión no precisamente en motivos altruistas en cuanto al medio ambiente, sino más bien en un cálculo de costos, en el cual, incluso luego de pagar más por un vehículo de batería, todo termina en un ahorro de dinero en combustible y mantenimiento.
Sin embargo, no todos los compradores de vehículos nuevos tienen la opción de hacer una mayor inversión aun cuando termine en ahorros posteriores al comprar un modelo eléctrico. Esta decisión de compra representa un reto que enfrenta el Presidente Biden y los fabricantes de automóviles cuando presionan a los estadounidenses para que se pasen a la electricidad y ayuden a hacer frente al cambio climático.
Estos vehículos cuestan mucho más que los vehículos de gasolina, lo que puede dificultar la compra de un EV, independientemente del motivo.
El presidente Biden ha hecho de la conversión a los vehículos eléctricos un pilar de la política climática. Sin embargo, los incentivos gubernamentales ayudan sobre todo a los compradores de altos ingresos, no a las familias medias. Algunas comparativas interesantes
En el extremo superior, un Tesla Model S cuesta más de US$ 80.000, y en el extremo inferior, un Chevrolet Bolt comienza en US$ 31.000, casi 10.000 dólares más que un sedán de gasolina más grande como el Chevy Malibu.
Un crédito fiscal federal puede reducir el precio de compra hasta en US$ 7.500, pero ya no se aplica a los modelos de Tesla y General Motors. Además, algunos estadounidenses no deben lo suficiente en impuestos sobre la renta como para aprovechar el crédito, y otros no pueden arreglárselas para pagar miles de dólares en previsión de un reembolso al año siguiente.
Como resultado, muchos estadounidenses no pueden comprar un vehículo eléctrico, porque no pueden hacer la gran inversión necesaria para obtener el ahorro que los EVs pueden suponer en combustible y reparaciones.
El Presidente Biden dijo la primera semana de agosto que quería que la mitad de los vehículos nuevos que se vendan en el país funcionen con baterías para finales de la década. Pero ese ambicioso objetivo podría ser difícil de cumplir.
Menos del 4% de los vehículos nuevos vendidos en Estados Unidos en junio eran eléctricos, un porcentaje muy inferior al de China y Europa, que ofrecen incentivos más generosos y tienen una normativa automovilística más estricta.
El gobierno de Biden quiere invertir miles de millones de dólares en la construcción de estaciones de recarga para vehículos eléctricos y en la reducción de su costo.
Pero el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras del Senado sólo autoriza US$ 7.500 millones para cargadores, la mitad de la petición original de Biden, y no amplía los incentivos para la compra de vehículos eléctricos.
Los fabricantes de automóviles se han comprometido a apoyar la transición con docenas de nuevos modelos. GM dijo en enero que dejaría de producir vehículos de gasolina para 2035. Ford Motor, Volkswagen y otros también están apostando por los vehículos eléctricos.
Para alcanzar estos objetivos tan agresivos, Biden y los fabricantes de automóviles tendrán que lograr algo más difícil de conseguir: la aceptación de los conductores.
Los vehículos eléctricos son comunes, solo en zonas de altos ingresos
Los bancos de cargadores de vehículos eléctricos han proliferado en el barrio, incluidos 18 Superchargers de Tesla sobre un aparcamiento en un centro comercial, One Paseo.
Según datos recopilados por Drive Dominion, una empresa de investigación, revelaron que hay más Teslas registrados en el código postal 92130 correspondiente a San Diego y que incluye zonas acomodadas como Carmel Valley, que en todos los demás de California, excepto en dos, en Palo Alto y el condado de Orange.
¿En que se basa la decisión de compra?
El NY Times entrevistó a más de una docena de propietarios de vehículos eléctricos en esta parte de San Diego, y sólo unos pocos citaron las consideraciones medioambientales como principal motivación para comprar un EV. Muchos fueron atraídos por la novedad tecnológica o fueron persuadidos por amigos y familiares.
Existen muchos casos de personas de altos ingresos que han aprovechado el subsidio y aunque podían tener dudas respecto a la autonomía de los EVs, el ver que otros los han adquirido, les ha llevado a dar el paso final de compra.
Un ejemplo es Elaine Borseth, quiropráctica jubilada y conversa a los EVs. Antes de comprar un Model S, nunca había gastado más de US 20.000 en un vehículo. Pero después de ver varias de los grandes sedanes deportivos en la carretera, condujo una hace unos siete años. “Me parecieron elegantes y sexys”, dijo Borseth, que ahora dirige la Asociación de Vehículos Eléctricos de San Diego.
“Es casi uno de esos casos en los que cuanto más ves, más se reproduce”, afirma Elaine para explicar por qué en su vecindario hay tantos vehículos eléctricos.
La investigación respalda su intuición, el boca a boca juega un papel importante en las decisiones de compra de vehículos. Un estudio de 2017 encargado por la Junta de Recursos del Aire de California, una agencia estatal, descubrió que los vecindarios que fueron los primeros en adoptar los vehículos eléctricos siguieron comprándolos en mayor proporción, lo que sugiere que tanto el estatus socioeconómico como la exposición a los vehículos juegan un papel importante.
Los lugares más avanzados en el cambio a los vehículos eléctricos suelen tener tres rasgos comunes: Cuentan con personas de altos ingresos, muchas viviendas unifamiliares y los primeros en adoptar la idea de pasarse a la electricidad.
La gente rara vez da una sola razón para comprar un vehículo eléctrico, suelen argumentar que los vehículos eléctricos son divertidos, rápidos, fáciles y, como ventaja añadida, buenos para el medio ambiente, así afirma Gil Tal, director del Centro de Investigación de Vehículos Eléctricos e Híbridos Enchufables de la Universidad de California, Davis.
La decisión de compra es un conjunto de factores que funciona para la gente, nunca se encuentra a alguien que diga “no me importa el medio ambiente, sólo se trata del 0 a 60” o alguien que diga “sólo se trata de ahorrar los 20 dólares semanales en combustible.
El gobierno podría ayudar a que los EVs sean más asequibles
El interés por los vehículos eléctricos está creciendo, pero la preocupación por la distancia que pueden recorrer los vehículos con una carga y por la disponibilidad de estaciones de recarga públicas impide a muchos estadounidenses dar el salto, claro está, luego viene el costo del vehículo.
Aunque muchos vehículos eléctricos e híbridos tienen derecho al a desgravamen fiscal federal de US$ 7.500, el valor de éste varía según la marca y el modelo, lo que puede resultar confuso.
Los expertos consideran preferible uniformizar el incentivo y convertirlo en un incentivo que reduzca el precio de compra, un enfoque que adoptan estados como Nueva York y Nueva Jersey con sus incentivos, lo que contribuiría a fomentar la compra de vehículos eléctricos.
Hay muchas razones por las que un reembolso directo al consumidor es un incentivo realmente importante, dijo Ben Prochazka, director ejecutivo de la Coalición de Electrificación, un grupo sin fines de lucro de Washington que aboga por un mayor uso de los vehículos eléctricos.
Otros factores de estímulo
Los fabricantes de automóviles y sus proveedores han reducido constantemente el coste de las baterías, que son la principal razón por la que los vehículos eléctricos son caros. Pero es probable que los vehículos eléctricos tarden varios años o más en alcanzar la paridad con los de gasolina.
Los Ángeles e Indianápolis ofrecen vehículos eléctricos a través de programas de vehículo compartido y han instalado cargadores en comunidades donde muchas personas viven en apartamentos o casas sin garajes o un panel eléctrico adecuado para cargar los vehículos eléctricos.
Atlanta y Denver han empezado a exigir que al menos algunas casas y edificios de apartamentos nuevos estén cableados para facilitar la instalación de cargadores de vehículos.
Si no se proporcionan este tipo de recursos, “no vamos a ver cómo llega esto a nuestros compatriotas con bajos ingresos”, dijo el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, que empezó a conducir un vehículo eléctrico en 1997, cuando adquirió el EV1, un primer modelo de GM.
Las compañías eléctricas también intentan fomentar el uso de los EVs, que aumentan la demanda de energía, instalando estaciones de carga públicas. San Diego Gas & Electric afirma que un tercio de sus cargadores están en comunidades desfavorecidas.
La compañía eléctrica también está probando si los vehículos eléctricos pueden devolver la energía a la red cuando sea necesario.
“Hay que facilitar las cosas”, dijo Caroline Winn, directora ejecutiva de la empresa, sobre cómo conseguir que la gente se pase a los vehículos eléctricos. “Pero también hay que educar”.
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