La nueva tecnología de baterías que involucra microondas puede proporcionar una vía para la conversión y almacenamiento de energía renovable.
Los investigadores de la Universidad de Purdue crearon una técnica para convertir los residuos de tereftalato de polietileno, uno de los polímeros más reciclables, en componentes de baterías.
“Utilizamos un proceso de irradiación ultrarrápida por microondas para convertir PET, o tereftalato de polietileno, en tereftalato de disodio, y lo usamos como material de ánodo de batería”, dijo Vilas Pol, profesor asociado de ingeniería química de Purdue.
El profesor Pol siguió comunicando que: “Estamos ayudando a abordar el crecimiento en la proliferación de la conversión y el almacenamiento de energía renovable, que se deriva de la atención social y la creciente conciencia sobre el cambio climático y la limitación de los recursos energéticos”.
El equipo de Purdue University probó el enfoque con celdas de batería de iones de litio y de iones de sodio. Trabajaron con investigadores del Instituto Indio de Tecnología y de la Universidad de Tufts.
Figura 1. Esta imagen, según explica Purdue University, muestra flores de tereftalato de disodio producidas a partir de tereftalato de polietileno mediante procesamiento de microondas en dos minutos.
El estudio fue presentado en la revista ACS Sustainable Chemistry & Engineering.
Pol agrego que si bien la tecnología de iones de litio actualmente domina el mercado de la electrónica portátil y de los vehículos eléctricos, la investigación de baterías de iones de sodio también ha recibido una atención considerable debido a su bajo costo y su atractivo rendimiento electroquímico en aplicaciones de red.
“La aplicabilidad de la técnica de microondas en reacciones orgánicas ha llamado la atención en los últimos tiempos debido a su ventaja del proceso de reacción rápida”, dijo Pol.
“Hemos logrado la conversión completa de PET en tereftalato de disodio en 120 segundos, en una configuración típica de microondas doméstico”.
Pol finalizo señalando que los materiales utilizados en la investigación son de bajo costo, sostenibles y reciclables.
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