Después de 3 años consecutivos de crecimiento, se espera que en 2020 la producción mundial de carbón crezca solo marginalmente, de 8.13 mil millones de toneladas en 2019 a 8.17 mil millones de toneladas, un crecimiento de solo 0.5%. De acuerdo a GloblaData, es debido a las interrupciones causadas por la pandemia de coronavirus.
El precio del carbón ya estaba deprimido antes de la crisis del coronavirus, y la reducción de la demanda en China durante los bloqueos estuvo acompañada de una caída de la producción nacional, equilibrando el mercado.
El petróleo, que se utiliza como combustible en la minería del carbón, ahora es mucho más barato, lo cual es visto como una reducción de los costos de producción de carbón en unos pocos dólares por tonelada.
La propagación de la pandemia de coronavirus puede ser una carga pesada para los mineros del carbón que ya luchan en los Estados Unidos, con tres compañías que anuncian interrupciones de operaciones debido a medidas para contener la propagación de la enfermedad.
Ahora, según la compañía de análisis GlobalData, la interrupción ha sido más significativa en China. La producción de carbón disminuyó alrededor de un 6% en los primeros dos meses de 2020, ya que los trabajadores no pudieron regresar a los sitios mineros debido al brote de coronavirus.
Sin embargo, para el 4 de marzo, el 83% de la capacidad minera de carbón de China estaba en funcionamiento y ahora se espera que la producción se recupere durante el resto de 2020, con una disminución prevista de solo el 1.2% para fin de año.
Se espera que la producción térmica de carbón crezca un 0.5% a 7.05 billones de toneladas, mientras que la producción de carbón metalúrgico se pronostica en 1.1 billones de toneladas.
Figura 1. Producción mundial de carbón, comparación 2020 vs 2019
En los próximos cuatro años, se espera que la producción de carbón térmico crezca a una tasa anual compuesta de 1.9% para llegar a 7.6 mil millones de toneladas en 2023, debido a la creciente demanda de India y China.
En todo el mundo, en comparación con otros productos básicos, solo se espera que la producción de carbón se vea marginalmente afectada por el impacto del coronavirus, ya que las minas de carbón térmico pueden operar durante los bloqueos, ya que se consideran esenciales para mantener los suministros de energía, esto de acuerdo a información de GlobalData.
Se espera que el consumo global anual de carbón de China disminuya en un 0.5%, debido al cierre de áreas industriales con un consumo de carbón térmico que disminuirá en un 0.3% en 2020.
Hasta el 1 de marzo de 2020, las centrales eléctricas de carbón chinas informaron una disminución del 3% en su consumo de carbón, con una disminución del 8% en la generación de energía del país durante los primeros dos meses de 2020.
En India, se espera que se produzcan alrededor de 845 millones de toneladas de carbón en 2020, un aumento del 8.3% en comparación con 2019.
En otras partes, las minas térmicas de carbón en Sudáfrica han sido autorizadas a operar a pesar del bloqueo de 21 días del país.
A más largo plazo, mientras la demanda de energía está creciendo, veremos una disminución del carbón como proporción de la energía generada. En la actualidad, el 67% y el 75% de la electricidad en China e India se genera a partir del carbón.
Sin embargo, ambos países tienen compromisos ambientales para reducir las emisiones de carbono, y se han enfocado en reducir estas participaciones a 58.5% y 50% para 2030 respectivamente.
La era post-pandemia para el carbón
La pandemia COVID-19 ha estremecido los mercados energéticos este año, creando una volatilidad increíble para los precios de los combustibles. Sin embargo, el carbón pudiera salir favorecido de una manera inesperada.
Un posible resultado de la crisis de Covid-19 podría ser un cambio sutil en la opinión pública y la política con respecto a la velocidad de la transición hacia un futuro generador de energía baja en carbono.
En un mundo post-pandemia, el carbón, aunque tiene muchos problemas, se considera una fuente de energía barata y confiable para reconstruir la economía.
Además, en las economías que luchan por recuperarse, puede haber menos margen para absorber el desempleo asociado con el fin de la minería del carbón y la generación de energía. Estos factores podrían conducir potencialmente a una desaceleración de la tasa de transición energética.
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