Las centrales termosolares y el almacenamiento térmico que son capaces de ofrecer representan la segunda tecnología con mayor capacidad instalada a nivel mundial para la generación eléctrica, se habla de más de 10 veces en términos eléctricos equivalentes lo que representa la capacidad instalada en baterías de ion litio en todo el mundo, mientras que la principal continúa siendo las centrales hidroeléctricas convencionales.
Estas centrales termosolares ya son consideradas una de las tecnologías de mayor capacidad en lo que a volumen de energía, plazo y potencia de entrega para la generación eléctrica se refiere, siendo considerada una tecnología madura, a pesar de que no se ha hecho mención oficial en relación a ese tema.
En España actualmente se encuentran operativas desde hace 10 años, 18 centrales termosolares con almacenamiento eléctrico equivalente a 6.675 MWh con una potencia de entrega de 870 MW. 17 de esas plantas son de 50MW con una capacidad de 7,5 horas de almacenamiento a potencia nominal y la restante con 20 MW cuenta con 15 horas de almacenamiento.
Dichas centrales sólo requieren agregar un calentador eléctrico con el cual podrán pasar las sales fundidas al tanque caliente. Mientras que por otra parte se requerirán inversiones superiores a los 35.000 millones de euros para el desarrollo de nuevos emplazamientos, compras de baterías o de nuevas centrales de bombeo. Con estas modificaciones estaríamos hablando que para el 2030 podrían ofrecer servicios invaluables al sistema eléctrico, como la recolección de excesos de producción de las centrales eólicas y fotovoltaicas cuando se supere la demanda.
Estas mejoras podrían venir cargadas además de elevados niveles de penetración de las renovables no gestionables, lo que sería inviable según las especificaciones realizadas por algunas consultoras especialistas del área. Lo que dificultaría además la justificación de planes de negocio de inversiones en almacenamiento con las diferencias esperadas entre los precios pico y valle de la electricidad.
Algunas visiones más optimistas hablan de como las centrales termosolares serían capaces de contribuir a la firmeza del sistema gracias a un coeficiente de disponibilidad similar a las de las centrales convencionales. Podrían incluso suministrar su energía a la red si fuese necesario, especialmente en la última parte del año donde existe la cuota de consumo más alta. La reserva no se agotaría en los momentos puntuales de descarga, por lo grande de su capacidad, la cual podría reponerse de forma inmediata en el siguiente día soleado
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