China, el mayor consumidor de petróleo del mundo, ha tocado oficialmente su techo. Según el Economics & Technology Research Institute de CNPC, el consumo de petróleo refinado del país alcanzó su máximo en 2023 con 399 millones de toneladas métricas (unos 8 millones de barriles diarios) y se prevé que disminuya un 1,3% en 2024.
Para una economía que ha sido un motor implacable de la demanda mundial de petróleo durante décadas, esta noticia es sorprendente.
En cuanto a las razones de este cambio, hay que atribuirlas en parte a los vehículos eléctricos, que están conquistando las carreteras chinas. Según algunas previsiones, en 2035 la mitad del parque automovilístico del país estará compuesto por vehículos eléctricos.
Esto, combinado con un aumento de los combustibles alternativos para camiones, reducirá la demanda de gasolina y gasóleo hasta un 50% respecto a los niveles de 2023, si se cumplen las predicciones de CNPC.
El combustible para aviones, sin embargo, parece ir a contracorriente, con un crecimiento previsto del 70%, gracias al auge del sector de la aviación.
¿Qué significa esto para las importaciones de crudo? También están en declive. En 2024, se espera que las importaciones de crudo de China desciendan a 544 millones de toneladas, lo que cuestiona el reinado del país como motor de crecimiento del mercado mundial del petróleo.
A pesar de este descenso en el crecimiento de la demanda, China sigue representando una cuarta parte considerable de las importaciones mundiales de crudo.
A más largo plazo, CNPC predice una caída del 25-40% en el consumo global de productos refinados para 2035. Pero no todo es sombrío para el petróleo. La demanda de materias primas petroquímicas, como la nafta y el GLP, aumentará un 55%, impulsada por la expansión de la industria química y del plástico en China.
Es una evolución. Para los productores de crudo, el cambio es una clara señal de que hay que adaptarse e innovar.
Con información de Oilprice.com