El nuevo compromiso de la Unión Europea de reducir las emisiones de carbono en un 55% para 2030 no es un paso trivial. Hace cinco años, el tipo de reducción que la Comisión Europea ha defendido ahora se consideraba radical. Incluso en el momento de las elecciones al Parlamento Europeo del año pasado, sólo dos partidos (los Verdes y los Renew) pedían este nivel de ambición. Y aunque un recorte del 55% es efectivamente factible, nadie debe subestimar la magnitud de la transformación y la inversión que requiere.
Esta decisión tiene implicaciones para todos los sectores de la economía europea, pero la producción y el uso de la energía seguirán siendo siempre el centro del debate, ya que es aquí donde se genera la mayor parte de las emisiones de la UE. Este análisis muestra lo que significa la ambición para el sistema energético y cuenta con cinco resultados principales.
1. LA ENERGÍA RENOVABLE SE GENERALIZARÁ AÚN MÁS
A Europa le va bien aquí: Es líder tecnológico mundial, los precios de la energía eólica y solar en la UE están cayendo más rápido de lo que nadie predijo, y se están superando sus objetivos actuales. Pero para llegar al 55%, se tendrá que hacer aún mejor.
Para 2030, hasta el 40% de las necesidades energéticas de UE tienen que ser cubiertas por fuentes renovables, en comparación con el objetivo actual del 32%.
Esto significa una inversión en grandes parques eólicos, en redes que puedan manejar más energías renovables, y en nuevas soluciones como el hidrógeno verde. La comisión ya ha elaborado una estrategia de hidrógeno, y se seguirá con una estrategia de energía offshore este otoño.
2. EL FIN DEL CARBÓN
El alejamiento del carbón ya está ocurriendo: la mayoría de los estados miembros lo han eliminado o han fijado una fecha para hacerlo.
Para 2030, el uso del carbón disminuirá en un 70% en comparación con 2015 – y eso se basa en los planes actuales de reducir las emisiones en un 40%, sin el estímulo adicional del objetivo climático del 55%.
Cada vez está más claro que hay poco beneficio económico en aferrarse a esta fuente de energía tan contaminante, y los estados miembros están tomando medidas.
3. NUEVO PENSAMIENTO SOBRE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA
A pesar de los esfuerzos de los estados miembros, mejorar la eficiencia energética ha resultado ser difícil. Este sector se está quedando atrás en los objetivo para 2030 y se tendrá que examinar todas las herramientas políticas para lograr los ahorros necesarios para la ambición del 55%.
Pero en un contexto en el que también se está necesitando desesperadamente más empleos y facturas de energía más reducidas, la eficiencia energética es de repente más relevante de lo que ha sido durante años.
La próxima Renovation Wave de la Comisión será un paso importante, pero también se debe buscar otras vías.
4. NUEVO ENFOQUE EN EL LADO DE LA DEMANDA
El sector energético de Europa ya es el más descarbonizado del mundo y seguirá siendo más limpio. Lo que se necesita ahora es repetir el éxito con la electricidad en sectores como los edificios y el transporte. Estas son áreas complejas y para algunos, hay pocas alternativas disponibles.
De ahí que el hidrógeno cree un entusiasmo justificado, ya que puede ayudar a ecologizar los vehículos pesados, el transporte marítimo y la aviación, donde la reducción de las emisiones es notoriamente difícil.
Los edificios tienen un potencial enorme, ya que crean más de un tercio de las emisiones, pero para aumentar significativamente la tasa de renovación es necesario un impulso coordinado de la UE y de los niveles nacional y local.
5. MUCHO DINERO
En un sector que implica redes, tuberías y turbinas, el cambio fundamental siempre iba a requerir inversiones. Dado que el sector ha estado infradotado durante años, el 55% para 2030 significa gastar 350.000 millones de euros más al año, tanto de fuentes públicas como privadas, en comparación con lo que se ha gastado en la década anterior.
Esto cubre todo el espectro desde la electrificación del transporte hasta la ecologización de la producción de acero. Si bien la UE ha hecho de la transición verde una clara prioridad en el paquete de recuperación de 750.000 millones de euros y del presupuesto a largo plazo, con un 30% actualmente previsto para el gasto climático, la inversión nacional y privada también es absolutamente crucial.
Estas son sólo las repercusiones más evidentes. Habrá muchos otros que van más allá del sector energético. El paisaje geopolítico se redibujará a medida que disminuya la dependencia de los combustibles fósiles de Europa.
El aire será más limpio y la naturaleza estará menos presionada, gracias a una menor contaminación. Y aunque la inversión y el esfuerzo necesarios pueden parecer desalentadores, la recompensa en términos de una economía más moderna, mejores empleos y una mayor capacidad de recuperación seguramente vale la pena.
Noticia tomada de: Reuters / Traducción libre del inglés por WorldEnergyTrade.com
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