El pasado mes de mayo, investigadores de la Universidad de Massachusetts (UMass) Amherst revelaron que habían conseguido generar con éxito una corriente eléctrica pequeña pero continua a partir de la humedad del aire. Ahora, un reportaje de The Guardian revela que el avance se produjo por sorpresa.
“Para ser francos, fue un accidente“, explica al periódico el autor principal del estudio, el profesor Jun Yao. “En realidad, estábamos interesados en fabricar un sensor sencillo para la humedad del aire. Pero, por la razón que fuera, el estudiante que estaba trabajando en ello se olvidó de enchufarlo a la corriente”.
El dispositivo, fabricado con una matriz de tubos microscópicos o nanocables, producía una señal eléctrica a pesar de todo.
Los nanocables chocaban dentro del tubo, lo que producía una pequeña carga, y a medida que aumentaba la frecuencia de los choques, un extremo del tubo se cargaba de forma distinta al otro.
“Es como una batería“, explica Yao. “Tienes una atracción positiva y otra negativa, y cuando las conectas la carga fluye”.
El equipo de Yao llevó a cabo un nuevo estudio en el que sus experimentos dejaron atrás los nanocables y utilizaron en su lugar materiales con millones de agujeros diminutos, o nanoporos.
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El resultado es un dispositivo del tamaño de la uña de un pulgar capaz de generar aproximadamente un microvatio.
“Lo bueno es que el aire está por todas partes”, añade Yao. “Aunque una fina lámina del dispositivo emite una cantidad muy pequeña de electricidad o energía, en principio, podemos apilar varias capas en el espacio vertical para aumentar la potencia”.
Un milagro en acción
Ahora, otros científicos afirman que estos dispositivos sí tienen potencial para producir el milagro de generar electricidad a partir de la nada.
Peter Dobson, catedrático emérito de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de Oxford, declaró a The Guardian que los experimentos están resultando fructíferos.
“Cuando oí hablar de ello por primera vez, pensé: ‘Ah, sí, otro de esos’. Pero no, esto tiene pies y cabeza”, explica Dobson. “Si se puede diseñar y escalar, y evitar que se contamine con microbios atmosféricos, debería funcionar”.
Otros, sin embargo, afirman que aún queda mucho camino por recorrer antes de que este tipo de dispositivos alimenten nuestros hogares.
“¿Cómo se fabrican estos dispositivos?”, explica a The Guardian Anna Korre, catedrática de Ingeniería Medioambiental del Imperial College de Londres. “Abastecerse de materias primas, calcular costes, evaluar la huella ambiental y escalarlos para su implantación requiere tiempo y convicción”.
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Pero esto no ha impedido a Yao soñar a lo grande.
“Mucha energía se almacena en las moléculas de agua del aire”, concluye a The Guardian. “De ahí obtenemos el efecto del rayo durante una tormenta. La existencia de este tipo de energía no está en duda. Se trata de cómo la recogemos”.
¿Conseguirán recolectarla con suficiente eficacia para que resulte fructífera? Sólo el tiempo lo dirá.
Imagen de pvproductions en Freepik
Noticia tomada de: Interesting Engineering / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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