El gran salto en la demanda de vehículos eléctricos en los últimos tres años ha puesto de manifiesto la creciente importancia de las estaciones de recarga en países clave. Sin embargo, en la actualidad, la infraestructura pública de recarga no es un factor que limite la rápida adopción de los vehículos eléctricos, especialmente en los mercados incipientes.
En países como Alemania, Francia y los Países Bajos, no existe una correlación directa entre el crecimiento de la infraestructura de recarga y el número de vehículos eléctricos (VE) vendidos.
Para los consumidores son mucho más importantes cuestiones como los elevados precios del combustible para los motores de combustión o los altos precios de compra de los vehículos eléctricos.
Sin embargo, el despliegue de los puntos de recarga debe aumentar si se quieren alcanzar los objetivos que los países han establecido para la adopción de los vehículos eléctricos, que a menudo forman parte de los planes de reducción de emisiones netas.
Los costos que conlleva la consecución de estos objetivos y los nuevos datos sobre la importancia de la infraestructura de recarga (o la falta de ella) ponen en tela de juicio estos compromisos y la conveniencia de reorientar la inversión hacia obstáculos más importantes para la adopción del VE.
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China lidera la recarga
China está a la cabeza en términos absolutos, con alrededor de 1,15 millones de puntos de recarga para finales de 2021. El país ha desplegado estaciones de carga a un ritmo asombroso, y sólo el año pasado instaló 340.000 puntos públicos. Sin embargo, los puntos de recarga públicos sólo representan alrededor del 44% del total en el país en 2021, el resto son puntos de recarga privados.
Además, de los 1,15 millones de puntos públicos, alrededor del 41% son cargadores rápidos de corriente continua, que tardan entre 15 y 45 minutos en cargar la mayoría de los vehículos eléctricos hasta el 80%, lo que los hace mucho más rápidos que las estaciones de carga de corriente alterna.
China también ha mostrado tasas de crecimiento decrecientes durante los últimos tres años. El crecimiento interanual de los puntos de recarga se desaceleró del 72% en 2019 al 42% en 2021.
El gobierno chino, en lugar de optar por el despliegue de infraestructura de carga, implementó un modelo que requiere que las empresas lo hagan y luego se beneficien de los subsidios. Esto llevó a muchas empresas a crear sus propias redes y a formar asociaciones con otros fabricantes de automóviles.
China ha experimentado un aumento de las ventas de vehículos eléctricos en los últimos tres años, a pesar de que la tasa de crecimiento del despliegue de puntos de recarga públicos es menor.
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Estados Unidos es el segundo país más importante en este ámbito, aunque con un número mucho menor de 107.219 puntos de recarga a finales del año pasado. De ellos, sólo un 20% de las instalaciones son puntos de recarga de corriente continua.
El país ha ido aumentando de forma constante las instalaciones cada año, con cerca de 40.000 incorporaciones en 2021. El gobierno estadounidense, en virtud de la Ley de Infraestructura Bipartidista firmada en noviembre de 2021, destinó 7.500 millones de dólares a la construcción de una red de cargadores más fiable.
Electrify America, la red de recarga pública del país, también está prestando especial atención al despliegue de soluciones de carga rápida en las autopistas para facilitar los viajes largos a través del país.
Los países europeos le siguen con los Países Bajos que han instalado 91.738 puntos de recarga para finales de 2021. Francia y Alemania tienen un número significativamente menor de unidades, con 62.711 y 54.653 puntos de recarga instalados, respectivamente, aunque estos países son mercados mucho más grandes en términos de nuevas ventas de vehículos eléctricos.
Más del 85% de los puntos de recarga europeos a finales de 2021 eran puntos de recarga de CA. Por lo tanto, el despliegue de la infraestructura de recarga rápida de corriente continua en Europa ha sido relativamente lento. Sin embargo, Europa está empezando a poner el foco en el despliegue de la infraestructura de recarga, especialmente tras las noticias sobre el fin de las ventas de vehículos con motor de combustión interna (ICE) para 2035 en todos los países miembros de la Unión Europea (UE).
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