¿Podrá la Unión Europea convencer a China de que no se apoye en el carbón para su recuperación económica, motivada por la crisis Covid-19?
Lamentablemente, la cumbre UE-China de Leipzig en septiembre de 2020 fue suspendida y se esperaba que en esta reunión podrían haberse esforzado por mostrar su línea común para la Cumbre COP26 en Glasgow.
A corto plazo, Covid-19 ha otorgado un respiro temporal a las emisiones globales de CO2, debido a que las medidas para detener la pandemia han frenado la economía mundial. En China, el consumo de carbón para febrero bajó un 36 por ciento y las emisiones, cayeron 200 millones de toneladas. Sin embargo, la caída temporal está en camino de deshacerse por el estímulo que ha consumido el carbón.
Según un informe reciente de Global Energy Monitor, China permitió más permisos para nuevas plantas de carbón en febrero y marzo que en el mismo período del año pasado y se vislumbra más consentimientos.
Cabe señalar que Covid-19 parece haber acelerado una tendencia que comenzó a fines de 2019. A medida que la economía del país asiático se enfrentaba a una creciente turbulencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y otros factores, el gobierno había comenzado a retroceder en su compromiso de dejar su hábito de carbón con el fin de asegurar el camino hacia la transición energética.
Además, si bien China había frenado el despliegue de nuevos proyectos de carbón a nivel nacional, se había convertido simultáneamente en el mayor patrocinador de proyectos de energía de carbón en el mundo a través de su Iniciativa Belt and Road (BRI).
Producción de carbón: aumentando a pesar de la crisis del coronavirus
Se espera que la producción mundial de carbón crezca solo marginalmente en 2020, de 8.13 mil millones de toneladas en 2019 a 8.17 mil millones de toneladas en 2020, un crecimiento de solo 0.5 por ciento después de tres aumentos anuales consecutivos, debido a las interrupciones causadas por la pandemia de coronavirus, dice GlobalData.
La propagación de la pandemia de coronavirus puede ser una carga demasiado pesada para los mineros del carbón que ya luchan en los Estados Unidos, con tres compañías que anuncian interrupciones de operaciones, debido a medidas para contener la propagación de la enfermedad. Ahora, según la compañía de análisis, la interrupción ha sido más significativa en China. La producción de carbón disminuyó alrededor de un 6 por ciento en los primeros dos meses de 2020, motivado a que los trabajadores no pudieron regresar a los sitios mineros por el brote de coronavirus.
Desde 2013, las finanzas chinas han respaldado proyectos de carbón en 153 países, teniendo una capacidad planificada de 70,3 gigavatios y producirán 276 mega toneladas de emisiones de carbono al año, el equivalente a las emisiones nacionales de España.
Tanto el retroceso interno como el continuo balanceo del carbón en los bancos mundiales deberían ser el foco de la diplomacia climática de la UE con China. Iniciar un acuerdo internacional para deshacerse del carbón sería una medida inmensamente impactante, y más plausible de lo que podría parecer en un principio, considerando el persistente apetito de China por más carbón.
Argumentos válidos
El argumento económico interno para que China no invierta en carbón es solo más fuerte de lo que fue en 2017. Por un lado, las plantas de carbón existentes en China actualmente tienen una capacidad enormemente baja. Por otro, está la decisión de 2014 de permitir que las provincias oportunistas aprueben sus propios proyectos de plantas de carbón.
El uso insuficiente de las plantas de carbón y la presión de los precios de la energía solar y eólica, cada vez más competitiva, han reducido al mínimo los márgenes de ganancia para las plantas de carbón. Los mercados no producirían ni demandarían más plantas y el reciente estímulo impulsado por el carbón parece más un viejo instinto que una planificación estatal prudente.
El compromiso de China con los proyectos de carbón en el extranjero también podría ser indeciso. No solo se cuestiona cada vez más la viabilidad económica, sino que 11 de los proyectos actuales de carbón BRI están estancados a nivel local, debido a preocupaciones ambientales, como el proyecto de la planta de carbón Kenu en Kenia, que se suspendió indefinidamente en junio de 2019.
Conclusión – Acuerdo conjunto
A medida que el liderazgo chino reflexiona sobre las medidas de estímulo, la UE debería apoyar su peso en un llamamiento diplomático para cambiar las posibilidades contra el carbón. Se podría enfatizar que China no solo tiene la oportunidad de afianzar su liderazgo mundial en la producción de energía renovable, sino que tiene una oportunidad de oro largamente deseada para demostrar liderazgo global.
Al actuar junto con la UE, cuando la mayor parte del mundo está en tumulto, China puede afirmarse como una potencia global responsable y cooperativa. Un acuerdo conjunto, abierto a otros estados, para poner fin a la inversión en carbón. Sería un mensaje poderoso y un impulso de credibilidad de que el país asiático aboga por energía limpia.
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