China está lista para probar este mes un reactor nuclear alimentado con torio, el primero del mundo desde 1969. La teoría es que esta nueva tecnología de sales fundidas será más segura y más ecológica que los reactores de uranio.
Una nueva página en la historia de la energía nuclear podría escribirse este septiembre, en pleno desierto de Gobi, en el norte de China. A finales de agosto, Pekín anunció que había finalizado la construcción de su primer reactor nuclear de sales fundidas alimentado con torio, y que tenía previsto iniciar las primeras pruebas de esta tecnología alternativa a los reactores nucleares actuales en las próximas dos semanas.
Construido cerca de la ciudad norteña de Wuwei, el prototipo de baja potencia sólo puede producir energía para unos 1.000 hogares.
Sin embargo, si las pruebas tienen éxito, las autoridades chinas iniciarán un programa para construir otro reactor capaz de generar electricidad para más de 100.000 hogares.
Pekín podría entonces convertirse en exportador de una tecnología de reactores nucleares que ha sido controvertida y objeto de muchos debates durante más de 40 años.
¿Menos riesgo de accidentes?
El reactor chino podría ser el primer reactor de sales fundidas que funcione en el mundo desde 1969, cuando Estados Unidos abandonó su instalación del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Tennessee.
Desde la década de 1940, los científicos han estado explorando una alternativa conocida como reactores de sales fundidas, que prometen un camino mucho más seguro.
En lugar de uranio y plutonio, estos reactores utilizan el torio, un metal muy abundante que no puede utilizarse fácilmente para fabricar bombas. Además, estos reactores funcionarían de una manera que no plantea los mismos peligros que los convencionales.
Casi todos los reactores actuales utilizan uranio como combustible y agua, en lugar de sales fundidas y torio, que se utilizarán en la nueva planta nuclear de China.
Estos dos nuevos ingredientes no fueron elegidos por casualidad por Pekín: los reactores de sales fundidas figuran entre las tecnologías más prometedoras para las centrales, según el foro Generación IV, una iniciativa estadounidense para impulsar la cooperación internacional en materia de energía nuclear civil.
Con la tecnología de la sal fundida, “es la propia sal la que se convierte en combustible”, explicó en una entrevista a FRANCE 24 Sylvain David, director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés y especialista en reactores nucleares.
Los cristales se mezclan con material nuclear, uranio o torio, y se calientan a más de 500ºC para que se vuelvan líquidos, y así poder transportar el calor y la energía producidos.
En teoría, este proceso haría más seguras las instalaciones nucleares. Se supone que se eliminan algunos riesgos de accidente porque la combustión líquida evita situaciones en las que la reacción nuclear puede descontrolarse y dañar las estructuras del reactor”, añade Jean-Claude Garnier.
Esto plantea otra ventaja para China y es que este tipo de reactor no necesita construirse cerca de cursos de agua, ya que las propias sales fundidas sirven de refrigerante, a diferencia de las centrales de uranio convencionales que necesitan enormes cantidades de agua para enfriar sus reactores.
Por esta razón los reactores pueden instalarse en regiones aisladas y áridas como el desierto de Gobi.
El abundante suministro de China
El torio es un metal mucho más abundante en la naturaleza que el uranio, esta es la razón por la cual Pekín también ha optado por utilizar torio en lugar de uranio en su nuevo reactor de sales fundidas.
Además, el torio pertenece a una famosa familia de metales de tierras raras que son mucho más abundantes en China que en otros lugares; esto es la guinda del pastel para las autoridades chinas, que podrían aumentar su independencia energética de los principales países exportadores de uranio, como Canadá y Australia, dos países cuyas relaciones diplomáticas con China se han hundido en los últimos años.
La inversión de Pekín es también a largo plazo. “Por ahora, hay suficiente uranio para alimentar todos los reactores en funcionamiento. Pero si el número de reactores aumenta, podríamos llegar a una situación en la que el suministro ya no se mantendría, y el uso del torio puede reducir drásticamente la necesidad de uranio. Eso lo convierte en una opción potencialmente más sostenible”, explica Sylvain David.
¿Una energía nuclear más sostenible?
Según los partidarios del torio, también sería una solución “más verde”. A diferencia del uranio que se utiliza actualmente en las centrales nucleares, la combustión del torio no crea plutonio, un elemento químico muy tóxico, señala Nature.
Con tantos aspectos positivos a su favor, ¿por qué es hasta ahora que se utilizan las sales fundidas y el torio? “Esencialmente porque el uranio 235 era el candidato natural para los reactores nucleares, todo el desarrollo nuclear se hizo alrededor del uranio y el mercado no buscó mucho más allá.
Obstáculos en la tecnología emergente
Los planes son grandiosos, pero los detalles no están claros, sobre todo en lo que respecta a los obstáculos técnicos que han afectado a esta tecnología en el pasado. Uno de los principales problemas de los reactores de sales fundidas es la corrosión, ya que la sal fundida radiactiva es propensa a corroer las tuberías y otros componentes.
A temperaturas muy altas, la sal puede corroer las estructuras del reactor, que deben estar de alguna manera protegidas.
Está claro que hay mucho en juego en las pruebas chinas, que serán observadas muy de cerca en todo el mundo para ver cómo espera Pekín superar estos obstáculos.
Pero aunque China acabe reclamando la victoria, no debería alegrarse demasiado rápido, dijo Francesco D’Auria, especialista en tecnología de reactores nucleares de la Universidad de Pisa: “El problema de los productos corrosivos es que no te das cuenta de sus daños hasta cinco o diez años después”.
Además, el experto afirma que no hay razón para celebrar un reactor nuclear que no sólo produce energía, sino también uranio 233. El cual es un isótopo que no existe en la naturaleza y que puede utilizarse para construir una bomba atómica.
De este modo, China podría acabar revolucionando la industria nuclear pero, al mismo tiempo, podría volver a alarmar a los partidarios en todo el mundo de la no proliferación de armas nucleares.
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