La economía china ha sido el principal contribuyente al crecimiento mundial en los últimos decenios. Los productores de combustibles fósiles de todo el mundo vigilan de cerca a Beijing, ya que los objetivos establecidos por el gobierno chino suelen cumplirse. Teniendo esto en cuenta, varias políticas recientes han reforzado las expectativas de un aumento del consumo de gas natural.
PetroChina, el mayor proveedor de gas natural de China, ha pronosticado que la demanda se duplicará en los próximos 15 años hasta alcanzar los 620 bcm, a pesar de los efectos de la pandemia y la creciente importancia de las energías renovables.
Dos aspectos de esta predicción son notables. En primer lugar, el momento de la publicación en medio de la pandemia de COVID-19 que ha diezmado los mercados energéticos mundiales.
En segundo lugar, el reciente anuncio de China de que será neutral en cuanto a emisiones de carbono para 2060, lo que sugeriría un menor, y no mayor, consumo de combustibles fósiles. Sin embargo, varias características clave del gas natural lo hacen indispensable en un futuro en el que las energías renovables dominan la combinación energética.
Políticas gubernamentales
El sistema político chino está altamente centralizado, lo que significa que el gobierno frecuentemente logra cumplir los objetivos que se propone. El impresionante crecimiento económico, a lo largo de los años, ha causado un importante daño ambiental y contaminación. Ahora, la población china se está haciendo cada vez más fuerte en su demanda de mejores condiciones de vida.
Beijing, por lo tanto, introdujo la política de carbón a gas para transformar los hábitos de consumo. El cambio a un gas natural más limpio ya está dando sus frutos en las grandes ciudades, donde la calidad del aire ha mejorado considerablemente, especialmente durante la temporada de calefacción de invierno.
Además, el sector del gas natural de China se ha visto sacudido por las reformas relativas a la infraestructura energética. Las empresas se ven obligadas a ceder los gasoductos a la recién creada PipeChina. Según los expertos, esto podría estimular las actividades de exploración y producción y, por lo tanto, la producción nacional. Además, al contar con un operador de gasoductos independiente, se reduce el umbral para que las partes más pequeñas puedan entrar en el mercado.
Desafíos técnicos de la transición energética
El compromiso del Presidente Xi de lograr la neutralidad del carbono para 2060 fue un gran avance en la lucha contra el cambio climático, ya que China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Por lo tanto, la expectativa de PetroChina de que el consumo de gas natural crezca significativamente, suena contraintuitiva. Sin embargo, si se tienen en cuenta las limitaciones de las energías renovables y la cantidad de CO2 emitida por los combustibles fósiles, la predicción tiene más sentido.
En primer lugar, el gas natural es de lejos el combustible fósil más limpio. Especialmente para la generación de energía, donde el gas compite con el carbón y la diferencia es obvia. El peso promedio de CO2 emitido para producir un millón de Btu (unidades térmicas británicas) es de 215 libras para el carbón y “sólo” 117 para el gas natural.
China es, de lejos, el mayor inversor en energías renovables del mundo. La inversión está motivada no sólo por preocupaciones ambientales sino también por consideraciones económicas. El objetivo de China es dominar las industrias del futuro como las renovables. Por lo tanto, las instalaciones domésticas se han disparado. Desde un punto de vista técnico, la naturaleza intermitente de las energías renovables requiere una alternativa para equilibrar la red cuando el sol no brilla y el viento no sopla.
La característica favorable del gas natural en lo que se refiere a las emisiones de CO2 y la característica desfavorable de las renovables en lo que se refiere a la intermitencia hace que el gas sea una parte importante del sistema energético.
Política de oleoductos
Las empresas de combustibles fósiles de China no han podido igualar el crecimiento económico del país, lo que significa que la dependencia de los productores extranjeros se ha convertido en una realidad. Décadas atrás, China pudo mantener una relativa autosuficiencia, pero las modestas reservas internas y las importaciones más baratas han creado una nueva realidad.
La seguridad energética es un creciente dolor de cabeza para los líderes de Beijing, ya que los océanos del mundo siguen dominados por los Estados Unidos.
En el caso del gas natural, a lo largo de los años se han construido varios gasoductos importantes que lo conectan con naciones más amigables. Las importaciones de Asia Central se facilitan a través de tres grandes tuberías que pueden transportar 55 bcm anuales, de Myanmar 12 bcm, y de Rusia 38 bcm. Beijing y Moscú también están negociando actualmente el oleoducto Power of Siberia-2, que fortalecería aún más las relaciones económicas y políticas de los países.
El GNL, el nuevo juego de la ciudad
El consumo de gas en China se ha visto afectado por COVID-19. El consumo creció “sólo” un 1,5 por ciento en los primeros seis meses de este año. Sin embargo, el crecimiento durante el verano se ha recuperado con una expansión del 3,9%. Con la visión del invierno, el crecimiento probablemente mantendrá el impulso.
Además, los consumidores chinos pueden aprovechar los precios favorables de la energía para los combustibles transportados, como el GNL. Mientras que las importaciones por gasoducto se han reducido ligeramente para el año 2020, se prevé que el GNL crezca casi un 7 por ciento. Aunque los costos de transporte de los primeros son más altos en comparación con los de los segundos, los contratos a largo plazo han demostrado ser desfavorables en comparación con las condiciones del mercado spot de gas licuado.
Independientemente de la evolución futura de los precios, las empresas chinas aumentarán el uso de gas natural en sus carteras de energía. Por lo tanto, se espera que China siga siendo el centro de atención de las empresas energéticas debido a su potencial económico en un mundo post-COVID donde la descarbonización es clave.
Noticia tomada de: OilPrice / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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