Los ejecutivos de Chevron llevan meses presionando a la administración Biden para que suavice las sanciones contra Venezuela y así la empresa pueda aumentar la producción en el país, propuesta que ahora está recibiendo una acogida mucho más positiva.
Ahora el gobierno de Biden está escuchando atentamente a Chevron, dicen personas familiarizadas con las conversaciones, que dice que puede ayudar a duplicar la producción de 800.000 barriles diarios de Venezuela en cuestión de meses.
Eso podría sustituir la pérdida de unos 700.000 barriles diarios que Estados Unidos importaba de Rusia antes de que atacara a Ucrania. Y podría ayudar a reducir los precios de la gasolina, una de las principales preocupaciones del gobierno de Biden en un año electoral difícil.
Según el informe, el CEO de Chevron, Mike Wirth, ha ofrecido la ayuda de la empresa a la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, para reforzar el suministro de energía de EE.UU. mediante el aumento de la producción en Venezuela.
Chevron es el único gran productor estadounidense que mantiene activos en Venezuela tras el inicio de las nacionalizaciones del gobierno en el año 2007 y, mucho más tarde, las sanciones de Estados Unidos.
Poco después de que Wirth hablara con Granholm, tres altos funcionarios estadounidenses, Juan González, el alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional a cargo de América Latina; James Story, el embajador de Estados Unidos en Venezuela; y Roger D. Carstens, un enviado especial, volaron a Caracas y se reunieron con el presidente Maduro y otros altos funcionarios venezolanos, dice WSJ.
La línea oficial de la Casa Blanca es que no hay diálogo entre Estados Unidos y el gobierno del presidente Nicolas Maduro.
La perseverancia de Chevron en Venezuela se ha producido cuando la empresa ha intentado que Venezuela pague el dinero que se le debe en virtud de los acuerdos de reparto de la producción.
Chevron amortizó todos sus activos venezolanos en 2020, asumiendo un cargo de 2.600 millones de dólares, aunque ha mantenido su presencia en el país, recibiendo licencias periódicas del gobierno estadounidense para conservar pero no operar activos.
Muchos aun se oponen
Conceder a la empresa con sede en California, y a otros productores estadounidenses permisos para operar podría impulsar la producción venezolana mientras se mantienen vigentes otras sanciones. La flexibilización de las sanciones a Venezuela se enfrenta a una fuerte oposición en Estados Unidos por la preocupación de que pueda apuntalar el régimen autocrático del país. Los funcionarios estadounidenses están divididos sobre el tema, dicen personas familiarizadas con la situación.
Entrevistada recientemente por CNN sobre el acercamiento a Venezuela y Arabia Saudí para obtener más petróleo, la Sra. Granholm dijo: “Creo que los estadounidenses deberían ver el llamamiento de la administración para aumentar el suministro como algo que les ayuda”, mencionando el beneficio de reducir los costos en el surtidor.
Respondiendo a las preguntas de los periodistas la semana pasada, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo: “No hay diálogo entre nosotros y el régimen”. Ella dijo que la administración consideraría el levantamiento de las sanciones sobre la base de los avances en las conversaciones entre el Sr. Maduro y la oposición.
Funcionarios de Chevron todavía dicen que la compañía podría ganar una licencia que le permita, junto con las compañías petroleras europeas como Eni SpA y Repsol SA, operar en Venezuela.
Aunque Chevron ha dicho a los funcionarios estadounidenses que podría aumentar la producción rápidamente, algunos analistas petroleros que siguen de cerca a Venezuela dudan de que la empresa pueda cumplir. Para Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para América Latina del Instituto Baker de la Universidad de Rice, incluso en tiempos de bonanza, Venezuela nunca había aumentado la producción ni siquiera al nivel de las recientes proyecciones optimistas.
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