Canadá presentó el miércoles una estrategia de hidrógeno que fue largamente discutida en la cual pide a los inversores que impulsen el crecimiento en un sector de combustibles limpios que, según el gobierno, será de alto valor económico a la par de contribuir a que el país logre emisiones neta cero para 2050.
Canadá se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% (por debajo de los niveles de 2005) para 2030. Además, el gobierno federal está desarrollando un plan para lograr emisiones netas cero para 2050.
Aunque este objetivo es ambicioso, presenta una oportunidad distinta para que sea liderada por las industrias canadienses innovadoras. Mientras Canadá navega por la transición energética, las tecnologías limpias deben dar un paso al frente y la industria del hidrógeno está apareciendo una vez más como un componente crucial para lograr estos objetivos de emisiones.
A la luz del reciente plan, el ministro de Recursos Naturales, Seamus O’Regan, dijo que Canadá necesitará entre C$ 5 mil millones y C$ 7 mil millones en inversiones a corto plazo para hacer crecer su industria del hidrógeno, pero, esto se realizaría sin comprometer nuevas inversiones del gobierno federal.
El plan podría tener un valor de 50,000 millones de dólares canadienses (US$ 39,200 millones) y la posibilidad de crear 350,000 puestos de trabajo.
Sin embargo, el gobierno anunció la semana pasada un fondo de inversión de C$ 1,500 millones para combustibles bajos en carbono, incluido el hidrógeno.
Canadá es el cuarto productor de petróleo más grande del mundo y su sector energético se ha visto afectado por la caída de la demanda como resultado de la pandemia de COVID-19.
“La energía es nuestro negocio familiar en Canadá, y esta estrategia nos muestra cómo hacer crecer ese negocio”, dijo O’Regan en una conferencia de prensa. “Nuestro primer trabajo es que la industria sepa que hablamos en serio”.
Los países de todo el mundo están utilizando hidrógeno para reemplazar los combustibles fósiles tradicionales. En Canadá, podría usarse como combustible de transporte y para alimentar las industrias como el cemento, el acero, la extracción de recursos y la minería.
El llamado hidrógeno “azul” derivado del gas natural, con las emisiones de carbono resultantes capturadas y almacenadas, es un pivote potencialmente útil para las empresas en la zona petrolera que actualmente está enfrentando dificultades.
La provincia occidental de Alberta, en donde se ha desarrollado la mayor parte de la industria energética de Canadá, acogió con satisfacción la estrategia nacional. Sin embargo, los críticos dicen que el hidrógeno “azul” equivale a un subsidio a los combustibles fósiles.
“Si bien el hidrógeno se presenta como una solución climática clave, ese no será el caso mientras su producción continúe siendo impulsada por combustibles fósiles en lugar de energía renovable”, dijo Julie Levin de Environmental Defense.
Los grupos ambientalistas quieren que se dé prioridad al hidrógeno “verde”, que utiliza fuentes renovables de electricidad.
El ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático, Jonathan Wilkinson, dijo que incluso el hidrógeno “azul” reduciría las emisiones y no era un subsidio a los combustibles fósiles.
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