Tres nuevas plantas fabricantes de neumáticos de la Bridgestone, ubicadas en los Europa son alimentadas en su totalidad por fuentes de energía renovables, incorporándose así a las ya existentes en esta modalidad desde el 2018 que son la de Bilbao, Puente San Miguel y España. Alcanzando con ello un 90% de operatividad de sus plantas gracias a la energía renovable en ese continente.
Las nuevas fábricas que funcionarán en Hungría, así como Stargard y Poznan en Polonia, vienen a complementar parte del compromiso que la compañía estableció igual que otras a nivel mundial en pro de construir una sociedad más sostenible, a través de la reducción de las emisiones de CO2.
Las acciones llevadas adelante por Bridgestone van más a allá de sólo cambiar la forma de alimentar sus fábricas, se han preocupado por encontrar proyectos que contribuyan con la sostenibilidad ambiental y como reducir las emisiones de CO2 dentro de toda su cadena de valor.
El Coronavirus y su influencia en la compañía
A consecuencia de la llegada prácticamente a nivel mundial de este virus, la compañía ha decidido reducir su producción europea de forma temporal, especialmente en las plantas de Bilbao, Puente San Miguel y Burgos y Bélgica mientras que otras cerrarán sus puertas como es el caso de la de Béthune en Francia y Bari en Italia.
Bridgestone EMIA subraya que en todas sus fábricas que continúan en funcionamiento está tomando “las medidas de prevención oportunas de acuerdo con sus protocolos para la prevención de riesgos laborales, y está siguiendo estrictamente las directrices y recomendaciones de las autoridades sanitarias en todos sus centros de trabajo. Además, se han puesto en marcha exhaustivos procedimientos y listas de control para garantizar la seguridad en el lugar de trabajo”. Así se refleja en el portal europnews.
Donde además se hace referencia a que la compañía espera “garantizar el bienestar y la seguridad de sus empleados y la integridad de sus operaciones. Para ello continuará monitorizando la situación de cerca y respetando los consejos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como las normativas gubernamentales de los países en los que opera”.
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