El presidente de EE.UU., Joe Biden, anunciará la próxima semana nuevos aranceles a China, dirigidos a sectores estratégicos entre los que se incluyen los vehículos eléctricos.
Los vehículos eléctricos chinos ya están sujetos a un arancel del 25% en Estados Unidos. Sin embargo, hace unos meses se supo que esto podría no ser suficiente para proteger a los fabricantes de automóviles locales, y el WSJ informó de que la administración Biden estaba estudiando la posibilidad de imponer aranceles adicionales a la importación de una serie de productos procedentes de China.
Además de los vehículos eléctricos, también se impondrán aranceles a los semiconductores, los equipos de energía solar y también incluirá las baterías.
Al parecer, el informe llega tras semanas de discusiones, después de que la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. hiciera recomendaciones arancelarias a la Casa Blanca.
También sigue a una serie de señales de altos funcionarios estadounidenses de que tienen un problema con los productos chinos baratos, incluida la tecnología de transición, como los equipos solares y los vehículos eléctricos.
Las medidas podrían provocar represalias por parte de China en un momento de mayores tensiones entre las dos mayores economías del mundo. La imposición más amplia de aranceles por parte de Trump durante su presidencia de 2017 a 2021 provocó la represalia de China con sus propios gravámenes.
Biden ha dicho que no quiere una guerra comercial con China aunque ha afirmado que los países han entrado en un nuevo paradigma de competencia.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo en abril que China estaba sobreproduciendo bienes de transición y que esto estaba deprimiendo los precios en el mercado mundial.
«El exceso de capacidad de China distorsiona los precios y los modelos de producción mundiales y perjudica a las empresas y los trabajadores estadounidenses, así como a empresas y trabajadores de todo el mundo», afirmó Yellen.
Los paneles y los vehículos eléctricos chinos baratos presionan los precios mundiales en todos los lugares donde se venden, pero para quienes los utilizan es positivo, sin embargo, no es así para quienes los producen.
El conflicto es especialmente agudo en el sector de los paneles solares, tanto en Europa como en Estados Unidos. Los productores locales no pueden competir en costes con sus rivales chinos, pero los ambiciosos planes de capacidad solar de los gobiernos dependen de paneles baratos, no caros.
Lo mismo ocurre con los vehículos eléctricos. Los automóviles eléctricos occidentales siguen siendo más caros que los modelos de combustión interna comparables, y los incentivos se están agotando, por lo que la única forma de cumplir los objetivos de ventas es con importaciones baratas. Pero eso es problemático porque perjudicaría a los productores locales, de ahí los aranceles como intento de igualar las condiciones.
Biden también anunció el inicio de una investigación sobre las prácticas comerciales chinas en los sectores de la construcción naval, marítimo y logístico, un proceso que podría dar lugar a más aranceles.
La administración Biden también ha estado presionando al vecino México para que prohíba a China vender sus productos metálicos a Estados Unidos indirectamente desde allí.
China ha dicho que las medidas arancelarias son contraproducentes y perjudican a la economía estadounidense y mundial.