El desarrollo de la industria de paneles solares de los Estados Unidos se enfrenta a una amenaza debido a la importación de paneles solares baratos de Asia.
Aun cuando el presidente Joe Biden ha promovido la energía limpia y ha otorgado miles de millones de dólares en subsidios para la construcción de fábricas de paneles solares en los Estados Unidos, los precios globales de los paneles solares han disminuido debido a la producción masiva de paneles solares en Asia.
Como resultado, muchos de los proyectos de construcción de fábricas de paneles solares en los Estados Unidos podrían ser inviables.
Las empresas estadounidenses han anunciado planes para construir decenas de fábricas de paneles solares en todo el país desde el año pasado, cuando la ley climática desencadenó miles de millones de dólares en subvenciones, aumentando las esperanzas de que un auge de la energía limpia pueda proporcionar decenas de miles de puestos de trabajo bien remunerados.
Pero los precios mundiales de los paneles solares se han desplomado debido a una oleada de nueva capacidad de producción asiática en los últimos meses, lo que ha llevado a muchos en la industria solar de Estados Unidos a preocuparse de que muchas de estas fábricas propuestas puedan ser antieconómicas.
De acuerdo con analistas de la industria, empresas solares y grupos comerciales, es posible que pronto se retrase o cancele hasta la mitad, una cifra de la que no se había informado anteriormente.
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Las cambiantes fuerzas del mercado ya han hecho descarrilar las operaciones de fabricación de energía solar en Europa. En los últimos días, la carrera de Estados Unidos por una transición energética limpia ya se ha visto afectada por enormes amortizaciones y cancelaciones de proyectos en la industria eólica marina.
“Cuanto más bajen los precios en el mercado mundial, más difícil será construir la fabricación local estadounidense”, afirma Edurne Zoco, directora ejecutiva de tecnología de energías limpias de S&P Global Commodity Insights. “Si la diferencia de costos entre los módulos importados y los de fabricación local es demasiado grande… muchos de estos anuncios podrían no producirse”.
Los envíos de energía solar a Estados Unidos se duplicaron con creces hasta agosto, hasta 10.000 millones de dólares, frente a los 4.000 millones del año anterior, según datos de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos.
El empeoramiento de las perspectivas de la industria nacional podría perjudicar la agenda climática de Biden y dificultar los esfuerzos de reelección de un presidente que ha aclamado los planes de proyectos solares como prueba de que sus políticas de energía limpia pueden crear millones de puestos de trabajo bien remunerados.
Los fabricantes estadounidenses de energía solar y los grupos comerciales han dicho que necesitan más ayuda gubernamental a nivel federal y estatal o esos puestos de trabajo podrían no materializarse, y Estados Unidos seguirá dependiendo de paneles fabricados principalmente con componentes chinos.
Funcionarios estadounidenses han advertido en repetidas ocasiones que la dependencia excesiva de la tecnología china de energía limpia podría suponer un riesgo para la seguridad similar a la dependencia histórica de Europa del gas natural ruso.
Las empresas han anunciado más de tres docenas de fábricas solares desde la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en agosto de 2022 que, en conjunto, prometieron crear 17.000 puestos de trabajo y aportar casi 10.000 millones de dólares en inversiones, según los proyectos rastreados por el grupo de defensa empresarial de la energía limpia E2.
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Exceso mundial
La empresa de investigación energética Wood Mackenzie compartió su nueva previsión de que sólo el 52% de los 112 gigavatios de capacidad de módulos solares que las empresas planificaron estarán en línea en la fecha prevista de 2026, una proyección que no había hecho pública anteriormente.
Mike Carr, director ejecutivo del grupo comercial Solar Energy Manufacturers for America (SEMA), dijo que las fábricas podrían retrasarse, ampliando la dependencia estadounidense de China.
“Un malentendido de la oportunidad política aquí podría realmente socavar una iniciativa de la firma de esta administración, que es restaurar la competitividad de fabricación a los Estados Unidos, y en particular en una industria tan clave”, dijo Carr.
Según S&P Global Commodity Insights, el sector de la energía solar ha sufrido este año una caída del 26% en los precios de los paneles, hasta situarse en unos 19 céntimos por vatio.
Los precios estadounidenses han resistido mejor, pero SEMA y los analistas afirman que los precios al contado están bajando para quienes no tienen contratos a largo plazo.
El aumento de las importaciones de energía solar se debe en parte a la exención temporal de aranceles a Malasia, Tailandia, Camboya y Vietnam, que expira en junio de 2024. También han aumentado mucho las importaciones procedentes de India, México y otros países no afectados por esa medida.
La IRA ofrece una década de incentivos fiscales por valor del 30% del costo de un proyecto. Pero Brian Lynch, consultor de la industria, dijo que eso podría verse superado por la superabundancia de paneles baratos y las preocupaciones por el aumento de los costos de mano de obra, materias primas y financiación.
Los incentivos para instalar y abrir una fábrica en Estados Unidos son fenomenales; sin embargo, si los precios van a seguir bajando, no sería comercialmente justificable y sostenible.
El Departamento de Comercio de EE. UU. dijo que los paneles importados y las células siguen siendo importantes para la transición de energía limpia.
“Comercio se ha comprometido a responsabilizar a los productores extranjeros a jugar con las mismas reglas que los productores estadounidenses”, dijo un portavoz del departamento de Comercio.
La IRA también incluye una bonificación del 10% para los fabricantes de paneles que utilicen componentes fabricados en Estados Unidos. Según Wood Mackenzie, esta ventaja es fundamental para los paneles nacionales, cuyo precio puede superar en un 40% al de las alternativas importadas.
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Pero se producen tan pocos componentes en el país que gran parte de la industria no puede asegurarse esa prima. Hasta ahora, los anuncios de fábricas de módulos solares han sido más del doble que los de células solares, los componentes cruciales que transforman la luz solar en energía.
El sector necesita más ayuda gubernamental, incluidas “las políticas fiscales y comerciales adecuadas que se basen en la IRA y en leyes estatales similares que creen el espacio necesario para que los fabricantes emergentes de energía solar estadounidense compitan a escala mundial”, afirmó Danny O’Brien, presidente de asuntos corporativos de Hanwha Qcells, que está realizando una de las mayores inversiones en la cadena de suministro de energía solar nacional.
Meyer Burger, que planea construir una fábrica en Colorado, afirmó que el Gobierno tiene que ayudar a los fabricantes nacionales a hacer frente a los “productos a bajo precio que llegan de Asia”.
La Asociación de Industrias de la Energía Solar (SEIA, por sus siglas en inglés), un gran grupo comercial solar que se opone desde hace tiempo a los aranceles, también aboga por un mayor apoyo a los fabricantes, advirtiendo de que no espera que se construyan todas las fábricas propuestas.
Convalt Energy planea abrir el año que viene 2 gigavatios de capacidad de módulos en Nueva York y Maine, seguidos de una instalación para componentes en 2025.
El CEO, Hari Achuthan, ha declarado que las líneas de producción de módulos ya llevan un retraso de unos cuatro meses porque los financiadores de la empresa están esperando a que el Departamento del Tesoro publique normas cruciales sobre cómo garantizar los créditos fiscales IRA.
“Nuestro país ha hecho un trabajo fenomenal para sacar adelante el proyecto de ley IRA. Pero ahora todo se reduce a los detalles del IRA y a cómo lo ejecutamos y al apoyo que necesitamos obtener del Departamento de Comercio y de cualquier otro con respecto a los aranceles sobre las importaciones”, dijo.
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