Argentina está presionando a China para que financie por completo una nueva central nuclear de 8.300 millones de dólares en el país, en un momento en el que el gobierno se enfrenta a unos elevados niveles de deuda y busca reducir su déficit fiscal como parte de un reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
La nación sudamericana firmó en febrero un acuerdo con la China National Nuclear Corporation (CNNC) para la construcción de una central nuclear. La CNNC dijo entonces que financiaría el 85% del coste, y que Argentina asumiría el resto.
Sin embargo, el país se enfrenta ahora a un panorama fiscal más complicado. Tiene que alcanzar el equilibrio fiscal para 2025 desde un déficit del 3% el año pasado, según los términos de un reciente programa del FMI de 44.000 millones de dólares, incluyendo el recorte de miles de millones de dólares en subsidios a la energía.
“Aspiramos a conseguir el 100% de la financiación de China para garantizar que no haya retrasos, dados los problemas que tenemos con la financiación”, dijo Jorge Sidelnik, director ejecutivo del operador estatal argentino Nucleoeléctrica Argentina, que es el socio local.
La empresa argentina explota las tres centrales nucleares existentes en el país. La nueva central, Atucha III, se construirá en el mismo terreno de 50 hectáreas que las centrales Atucha I y Atucha II, cerca de la ciudad de Lima, en la provincia de Buenos Aires.
La nueva planta requerirá 99 meses de trabajo de construcción, dijo Sidelnik durante una visita a las instalaciones, y contribuirá a que el país eleve la cuota de energía nuclear instalada en Argentina al 8% en los próximos años, desde el 4% actual.
Atucha I, la primera central nuclear de América Latina, tiene una potencia eléctrica de 362 megavatios; Atucha II, 745 megavatios; y Embalse, en la provincia de Córdoba, 656 megavatios.
La nueva central añadiría otros 1.200 megavatios, emplearía a unas 7.000 personas en su construcción y necesitaría unos 700 empleados para su funcionamiento.
Sidelnik dijo que el objetivo es firmar el acuerdo definitivo a fines de 2022, una vez que se cumplan nueve condiciones preestablecidas en febrero, entre ellas la financiación, el estudio de impacto ambiental, que ya se realizó, y una audiencia pública.
“Este reactor de entrada va a durar 60 años, las proyecciones son de 80 años, así que es un negocio importante a largo plazo”, dijo Sidelnik.
Noticia tomada de: Reuters / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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