Arabia Saudí y China han cimentado su relación con varios acuerdos en materia de energía y la adhesión parcial de Arabia Saudí a la Organización de Cooperación de Shanghai, liderada por China.
Arabia Saudí mantiene desde hace tiempo profundos lazos con Oriente y Occidente gracias a su sólida posición en el ámbito energético internacional. El Reino ha sido una superpotencia de petróleo y gas durante décadas y ahora está centrando su atención en el desarrollo de su capacidad de energía verde, para liderar el mundo de las renovables.
A medida que avance esta estrategia, tendrá que decidir qué socios energéticos internacionales quiere mantener y con quién quiere competir. China, superpotencia en casi todas las fuentes de energía, es una de ellas. En el último año, Arabia Saudí ha estrechado sus lazos con el gigante asiático, y una mayor colaboración sugiere una asociación energética a largo plazo.
China y Arabia Saudí mantienen lazos desde hace mucho tiempo, tanto en el ámbito energético como en otros. Hasta hace poco, cuando Rusia le adelantó, Arabia Saudí era el principal proveedor de petróleo de China. En 2022, suministró a China el equivalente a 1,75 millones de bpd de crudo. Y en diciembre de 2022, Arabia Saudí acogió la cumbre China-Árabe, a la que asistió el presidente chino Xi Jinping.
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Los dos líderes debatieron sobre los lazos comerciales y la seguridad regional, un debate constante para los Estados. Decidieron alinear sus políticas en varios ámbitos, como la seguridad y el petróleo, sin interferir en los asuntos internos del otro. Arabia Saudí y China subrayaron “la importancia de la estabilidad en los mercados mundiales del petróleo”, destacando que Arabia Saudí es un exportador fiable de petróleo a su socio chino.
En marzo, las dos potencias anunciaron que colaborarían en la construcción de una histórica refinería de 10.000 millones de dólares en la provincia nororiental china de Liaoning, con financiación de la empresa estatal saudí Aramco. Se unen así el mayor consumidor de energía del mundo y uno de sus mayores exportadores.
El proyecto consistirá en una refinería integrada y un complejo petroquímico. Aramco también adquirió una participación ampliada en un grupo petroquímico chino de control privado por 3.600 millones de dólares.
Ese mismo mes, el gabinete saudí aprobó la decisión de unirse a la Organización de Cooperación de Shanghai, una alianza política, comercial y de seguridad liderada por China que incluye a Estados miembros como Rusia, India, Pakistán y otras cuatro naciones de Asia Central. Aunque no se le considerará miembro de pleno derecho, la adhesión parcial muestra el compromiso de Arabia Saudí de alinear sus intereses con China.
A principios de mes, China contribuyó a lograr un acuerdo para que Arabia Saudí e Irán, rivales desde hace tiempo en Medio Oriente, reanudaran sus relaciones diplomáticas y reabrieran embajadas en sus respectivos países, lo que demuestra la implicación de China en la región.
Este mes, el ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, declaró que el reino deseaba una mayor cooperación con China en materia de comercio y energía, en lugar de competencia. Bin Salman declaró durante la 10ª Conferencia Empresarial Árabe-China: “Llegamos a reconocer la realidad actual de que China está tomando, había tomado la delantera y seguirá tomándola. No tenemos que competir con China, tenemos que colaborar con China”.
El ministro de Energía destacó el valor de trabajar en asociación con China, pues el gigante asiático ya ha desarrollado fuertemente su sector de energías renovables, consiguiendo los “fabricantes adecuados”. Además, la demanda de petróleo de China sigue creciendo año tras año, lo que muestra un importante potencial para el mercado de exportación de crudo saudí a medida que la demanda en otras partes del mundo comienza a disminuir.
Sin embargo, bin Salman fue diligente en afirmar que esta asociación no significa que Arabia Saudí vaya a dejar de colaborar con otras potencias mundiales, como Europa, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y Latinoamérica. A la pregunta de si el estrechamiento de lazos con China afectaría a la relación de Arabia Saudí con otros países, el ministro respondió: “Somos Arabia Saudí, no tenemos por qué participar en lo que yo llamo un juego de suma cero. Creemos que hay muchas oportunidades globales”.
También en el acto, Arabia Saudí firmó un acuerdo de 5.600 millones de dólares con el fabricante chino de vehículos eléctricos Human Horizons para diseñar y fabricar vehículos eléctricos. Durante la conferencia árabe-china se firmaron acuerdos por valor de 10.000 millones de dólares en los sectores de tecnología, energías renovables, agricultura, inmobiliario, minerales, cadenas de suministro, turismo y sanidad.
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Esto demuestra un mayor compromiso con la profundización de los lazos con China, a medida que el Reino amplía sus inversiones más allá del petróleo y el gas hacia las energías renovables.
Esto se alinea con la Visión 2030 de Arabia Saudí, con el objetivo de una mayor diversificación económica y el establecimiento de un fuerte sector de energías renovables, que apoyará el desarrollo de ciudades inteligentes.
En varias reuniones celebradas en el último año, Arabia Saudí ha dejado muy clara su intención de seguir desarrollando su relación con China, especialmente en materia de energía y seguridad. Mientras las dos potencias buscan convertirse en líderes mundiales en energías renovables, al tiempo que mantienen su compromiso con los combustibles fósiles a medio plazo, alinearán sus políticas para apoyar sus industrias energéticas.
El Reino ha sugerido que esto no afectará negativamente a sus relaciones con otras potencias mundiales, aunque algunos siguen mostrándose escépticos sobre este compromiso.
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