Las 3 principales agencias de valoración de riesgos, Standard & Poor’s, Fitch Ratings y Moody´s, han coincidido en rebajar la calificación de riesgo de algunas importantes economías latinoamericanas así como sus industrias de materias primas, principalmente la petrolera. Esta revisión se derivada de la combinación del impacto económico producido por el COVID-19 y de la caída en los precios internacionales del petróleo.
La rapidez con la que está evolucionando la pandemia del coronavirus ha requerido que se realicen recortes a las previsiones del PIB. Ahora se espera que la actividad económica mundial disminuya un 1.9% en 2020, con una caída del PIB de Estados Unidos (3.3%), Latinoamérica (3.8%), la eurozona (4.2%) y el Reino Unido (3.9%).
Cuáles son las previsiones para Latinoamérica
Aunque Latinoamérica ha registrado muchos menos casos de coronavirus que Asia o Europa, los gobiernos de la región están promulgando medidas de contención que, en diversos grados, afectarán a la actividad económica, el turismo y la confianza.
Las economías emergentes latinoamericanas, en su mayoría dependen de la explotación y exportación de materias primas, ante una inminente recesión mundial, los commodities se ven seriamente impactados en su demanda por parte de economías como China, cuya recuperación de las perturbaciones del primer trimestre de 2020 será paulatina y su crecimiento anual estará por debajo del 2%.
Es así como el aumento de los rendimientos de los bonos corporativos y de los mercados emergentes está endureciendo las condiciones de financiamiento mundial, adicionalmente el fortalecimiento del dólar estadounidense y la caída de los precios de las materias primas añadirá más vientos en contra al crecimiento de los mercados de Latinoamérica.
Figura 1. Exposición de las economías latinoamericanas a exportaciones de materia prima
Las calificaciones para Argentina
La agencia Moody’s rebajó la calificación de la república Argentina como emisor de deuda en moneda local y extranjera a largo plazo al considerar que “los acreedores privados probablemente incurrirán en pérdidas sustanciales en el actual proceso de reestructuración de la deuda”.
Para la calificadora Moody’s, la perspectiva ha cambiado a negativa debido a los efectos que tendrá la crisis económica y financiera causada por el coronavirus. “El shock económico y financiero derivado de la pandemia agrava el estrés financiero que obliga al gobierno a reducir sus obligaciones de pago de deuda en los próximos años”.
Los argumentos de la agencia para rebajar la calificación se basan en una combinación de extensión de vencimientos, tasas de interés más bajas y reducciones en los montos de capital, que hace que las pérdidas para los inversores sean en última instancia sustanciales y consistentes con una calificación de Ca, que generalmente captura pérdidas entre el 35% y el 65%.
Así mismo, la falta de acceso a los mercados y el estrés de liquidez, agravados por la crisis del coronavirus, provocarán una reestructuración de la deuda que resultará en pérdidas sustanciales para los inversores privados.
Fitch Ratings también redujo la calificación de los bonos soberanos de Argentina, al considerar que la calificación de ‘CC’ refleja la perspectiva de una reestructuración de la deuda en dificultades. La irrupción del coronavirus podría complicar aún más el proceso de reestructuración y aumentar el riesgo de una cesación de pagos si se prolongan las negociaciones.
Ecuador
La dependencia de financiamiento del mercado externo es un riesgo persistente para algunos bonos soberanos de grado altamente especulativo, como el de Ecuador, una economía altamente dependiente del petróleo. Fitch Ratings redujo la calificación de los bonos soberanos de Ecuador a B+ con perspectiva Negativa.
Por su parte Moody’s rebajó la calificación del gobierno de Ecuador para emisiones a largo plazo en moneda extranjera de Caa1 a Caa3 y cambió su perspectiva a negativa.
La perspectiva negativa en la calificación Caa3 refleja el fuerte sesgo de riesgo a la baja basado en la posibilidad de que las pérdidas podrían exceder los niveles consistentes con una calificación de Caa3, que normalmente captura pérdidas de hasta 35%.
Dada la escasa disponibilidad de alternativas de financiamiento para el soberano y la incertidumbre que rodea la posibilidad de nuevos créditos por parte del FMI, las autoridades pueden tratar de imponer pérdidas más pesadas para aliviar su situación de liquidez en dificultades con el fin de reasignar algunos de sus recursos limitados para contener el impacto de Covid-19.
Una fuerte caída en los precios del petróleo y una venta masiva global vinculada al COVID-19 añadieron presión a la dinámica de la deuda ya inestable de Ecuador, lo que resultó en una “probabilidad muy alta de una reestructuración o incumplimiento de la deuda del mercado ecuatoriano”.
Colombia
Standard & Poor’s y Fitch Ratings tomaron la decisión de rebajar la calificación de riesgo para Colombia, nación que también depende de las exportaciones de materia prima, incluido el petróleo.
Colombia quedó en el nivel más bajo dentro del grado de inversión, las empresas nacionales que emiten bonos de deuda en el exterior deben tener una calificación inferior a la del país. Esto las coloca en el grado de no inversión, en consecuencia las emisiones de estas empresas caen en la categoría de los llamados “bonos basura” o “junk bonds”.
Esta situación tiene implicaciones desde el punto de vista de mayores costos en las tasas de interés que se aplicarían a las colocaciones de los bonos, así como las restricciones que se derivan de la calificación junk bonds para los cuales muchos compradores potenciales e inversionistas institucionales no pueden invertir en este tipo de títulos, solamente en aquellos calificados con grado de inversión.
Brasil
Esta nación mantiene su rating de riesgo previamente fijados por las 3 calificadoras de riesgo.
La calificación crediticia de Standard & Poor’s para Brasil se sitúa en BB- con perspectiva positiva. La calificación de Moody’s se estableció por última vez en Ba2 con perspectiva estable. La calificación de Fitch fue reportada por última vez en BB- con perspectiva estable.
Tabla 1. Calificación de las principales agencias para Brasil
México
La agencia Standard & Poor’s Global Ratings bajó la calificación crediticia soberana de la República Mexicana degradándola de BBB+ a BBB, lo que implica que México está a solo 2 niveles por arriba del límite de grado de inversión.
El comunicado donde se informó la nueva calificación detalla que el ajuste se realizó “derivado de la combinación de shocks del COVID-19 y de la caída en los precios internacionales del petróleo”.
También se tomó en cuenta la crisis sanitaria que la pandemia ha provocado en Estados Unidos, el principal socio comercial de México.
Analistas financieros consideran que este año habrá una contracción económica de entre 3% y 5%.
“Estos shocks, aunque temporales, empeorarán la ya débil dinámica de la tendencia de crecimiento para 2020-2023, que refleja, en parte, menor confianza del sector privado y el poco dinamismo de la inversión”, agregó S&P Global Ratings.
A su vez, Fitch Ratings recortó la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos (Pemex). La calificación pasó de BB+ a BB con perspectiva negativa, por lo que la petrolera mantiene su grado de inversión con grado “especulativo”.
“Fitch Ratings ha rebajado las calificaciones a largo plazo de emisores en moneda local y extranjera de Pemex. La perspectiva de calificación para todas las calificaciones es negativa”, expresó la agencia.
La calificadora advirtió “un debilitamiento del vínculo crediticio entre México y Pemex que refleja la demora y la incertidumbre de un apoyo excepcional del gobierno hacia la compañía, a la luz de las dificultades financieras que Pemex enfrentará como resultado de la disminución de los precios del petróleo”.
El nuevo escalón donde se encuentran las emisiones de Pemex desde ahora, indica al mercado que “tienen una elevada vulnerabilidad a un riesgo de default, particularmente en la eventualidad de cambios adversos a las condiciones económicas y de negocios”.
De acuerdo con Fitch, esta rebaja se aplica sobre unos US$ 80,000 millones en títulos en circulación de la petrolera estatal.
La rebaja refleja el continuo deterioro del perfil de crédito independiente de la petrolera en medio de la recesión de la industria mundial del petróleo y el gas y los supuestos de precios más bajos del petróleo que tiene Fitch.
Debajo del nivel donde se encuentra Pemex aún hay cinco escalones más: “B”, que indica que es “altamente especulativo”; “CCC” que advierte de un “sustancial riesgo crediticio”; “CC”, que habla de un “muy alto nivel de riesgo crediticio; “C”, que indica un “excepcionalmente alto riesgo crediticio” y “D” que marca con un Default generalizado o no pago.
Fitch Ratings y los bonos soberanos en Latinoamérica
La propagación global del coronavirus y la fuerte caída de los precios del petróleo incrementan los desafíos existentes que enfrentan los principales bonos soberanos latinoamericanos.
De los 10 bonos soberanos sudamericanos clasificados por Fitch incluido México, cuatro de ellos: Bolivia, Chile, Colombia y Uruguay, tienen perspectivas negativas.
Tabla 2. Fitch – calificaciones para los principales bonos soberanos de Latinoamérica
Las tendencias negativas de la calificación muestran cómo el lento crecimiento económico, las dificultades para consolidar las cuentas fiscales y las restricciones políticas y sociales en la formulación e implementación de políticas ya pesan sobre los perfiles de crédito soberanos.
El deterioro fiscal, junto con la depreciación de las monedas y el crecimiento más lento, dificultará aún más la estabilización de la deuda y es probable que eleven los coeficientes de deuda/PIB en toda la región.
La previsión inicial de 2020 de crecimiento regional de Latinoamérica de 1.5% – 2.0% será revisada sustancialmente a la baja en próximas publicaciones de Perspectivas Económicas Globales y Comparadores Soberanos para reflejar el crecimiento mundial más débil.
Los gobiernos de Latinoamérica están generalmente en una posición fiscal más débil respecto a otras naciones para responder a los shocks y para muchos bonos soberanos de la región, los balances fiscales son peores que en 2008, antes de la recesión mundial más reciente.
Las tensiones políticas y sociales ya evidentes en gran parte de la región pueden aumentar si la respuesta de las autoridades al coronavirus se percibe como ineficaz o si las consecuencias económicas son especialmente graves.
Sin embargo, las emergencias nacionales podrían empoderar a los gobiernos en funciones y reducir la oposición política a medidas urgentes.
Un telón de fondo de una política monetaria global más fácil y una inflación contenida y expectativas de inflación anclada pueden llevar a los bancos centrales a reducir las tasas en medio del crecimiento cada vez menor (el banco central de Chile redujo las tasas al 1% desde el 1.75%), pero la fuerte depreciación de la moneda puede limitar el alcance de los recortes.
Los países están promulgando medidas para aliviar la liquidez interna y apoyar el crecimiento del crédito y empleando intervenciones cambiarias en diferentes grados para reducir la volatilidad de las divisas.
Sin embargo, la aversión al riesgo en los mercados financieros crea riesgos relacionados con los flujos de capital y los costos de financiamiento. Si bien varios gobiernos ya han satisfecho la mayoría o la totalidad de sus necesidades de financiamiento externo para 2020, las presiones fiscales pueden aumentar las necesidades globales de financiamiento.
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