El Salón Internacional de la Aeronáutica y el Espacio de París-Le Bourget, también conocido como Paris Air Show, contó esta semana con la presentación del primer avión comercial de pasajeros totalmente eléctrico del mundo, aunque en forma de prototipo.
Las empresas aeroespaciales están uniendo fuerzas para tratar de hacer frente al aporte cada vez mayor que su industria hace a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Y, ante este problema, los motores eléctricos son vistos como una posible solución.
Pero ¿será suficiente para compensar la creciente demanda de viajes en avión por parte de la población?
La empresa israelí Eviation dice que la aeronave, llamada Alice, podrá transportar nueve pasajeros en un trayecto de hasta 1.040 km de distancia y a 440 km/h.
Se espera que esté listo para entrar en servicio en el año 2022.
Alice es una nave de apariencia poco convencional.
Cuenta con tres hélices orientadas hacia atrás, una en la cola y dos en la punta de las alas para contrarrestar los efectos del arrastre. También tiene un fuselaje inferior plano para ayudar a su sustentación.
“Este avión se ve así no porque quisiéramos construir un avión genial, sino porque es eléctrico“, dijo el presidente ejecutivo de Eviation, Omer Bar-Yohay.
Ahorro en combustible
Eviation ya ha recibido sus primeros pedidos. La aerolínea regional estadounidense Cape Air, que opera una flota de 90 aviones, acordó comprarles un número de aviones de “dos dígitos“.
La firma está utilizando Siemens y magniX para proporcionar los motores eléctricos. Según el director ejecutivo de magniX, Roei Ganzarski, el potencial de negocio para los aviones eléctricos pequeños de pasajeros es evidente si se tienen en cuenta los 2.000 millones de boletos de avión que se venden al año para vuelos de menos de 400 km de distancia.
Y, muy importante, la electricidad es mucho más barata que el combustible convencional.
Un avión pequeño como un turbopropulsor Cessna Caravan puede gastar US$400 en combustible convencional para un vuelo de 160 km de distancia, dijo Ganzarski. Pero con electricidad, ese coste “estará entre US$8 y US$12, lo que significa costos mucho más bajos por hora de vuelo”, aseguró.
“No somos una empresa ambientalista, la razón por la que hacemos esto es porque tiene sentido comercial“, declaró.
MagniX trabaja actualmente con la aerolínea de hidroaviones Harbour Air, que tiene sede en Canadá, para comenzar a convertir su flota en eléctrica.
El futuro también se ve optimista en el caso de los vuelos de mediano alcance, los de hasta 1.500 km.
A diferencia de Alice, las aeronaves que apuntan a este alcance utilizarían una combinación de energía eléctrica convencional y eléctrica, lo que les permitiría reducir significativamente las emisiones de CO2 al encender el componente eléctrico de su propulsión en puntos clave del vuelo como son el despegue y el aterrizaje.
Noticia de: BBC.com
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